Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica

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La manera que Dios tiene de impartir conocimiento

Día a día Jesús adquiría conocimiento en la gran biblioteca de la naturaleza animada e inanimada. El que había creado todas las cosas, por cuya poderosa palabra las colinas, los valles, los ríos y los árboles habían llegado a existir, era ahora hijo de la humanidad, y estudiaba las lecciones que su propia mano había escrito en las hojas, las flores y los árboles. Las parábolas por medio de las cuales durante su ministerio le gustaba a Jesús enseñar sus lecciones de verdad, muestran cuán susceptible era su espíritu a la dulce influencia de la naturaleza, y cómo, durante aquellos años de los cuales poco sabemos, se deleitaba en reunir las enseñanzas espirituales de las cosas que en la vida diaria le rodeaban. Para Jesús, el significado de la Palabra y de las obras de Dios se desarrollaba gradualmente, mientras pensaba y procuraba entender la razón de las cosas, lo mismo que cualquier joven puede procurar entenderla. COES 42.1

Todo niño puede adquirir conocimiento, como lo adquirió Jesús, de las obras de la naturaleza y de las páginas de la santa Palabra de Dios. Al tratar nosotros de llegar a conocer a nuestro Padre celestial por su Santa Palabra, se nos acercarán los ángeles, nuestra mente se fortalecerá, nuestro carácter se elevará y refinará, y llegaremos a ser más semejantes a nuestro Salvador. Y cuando contemplamos la hermosura y la grandeza de las obras de la naturaleza, nuestros afectos anhelan a Dios; mientras el corazón se llena de reverencia, y el espíritu se subyuga, el alma se fortalece por el hecho de ponerse en relación con el Infinito por medio de sus maravillosas obras. La comunión con Dios, mediante la oración humilde, desarrolla y fortalece las facultades mentales y morales, y los poderes espirituales aumentan por el cultivo de pensamientos sobre asuntos espirituales. COES 43.1

Aquellos que consagran alma, cuerpo y espíritu a Dios, purificando sus pensamientos por la obediencia a la ley divina, recibirán continuamente una nueva dotación de poder físico y mental. El corazón suspirará por Dios, y elevará fervientes súplicas a lo alto por una clara percepción para discernir la misión y la obra del Espíritu Santo. No nos toca a nosotros usar al Espíritu, sino al Espíritu usarnos a nosotros, amoldando y formando cada facultad. COES 43.2