Fe y Obras

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Obediencia y santificación

Artículo publicado en The Signs of the Times, 19 de mayo de 1890.

“Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”. Efesios 5:2. En toda la plenitud de su divinidad, en toda la gloria de su inmaculada humanidad, Cristo se dio a sí mismo por nosotros como un sacrificio completo y gratuito, y todo el que acude a El debería aceptarlo como si fuera el único por quien el precio ha sido pagado. Así como en Adán todos mueren, en Cristo todos serán vivificados; porque los obedientes resucitarán para inmortalidad, y los transgresores resucitarán para sufrir la muerte, la penalidad de la ley que han quebrantado. FO 87.1

La obediencia a la ley de Dios es santificación. Hay muchos que tienen ideas erróneas respecto a esta obra en el alma, pero Jesús oró que sus discípulos fueran santificados por medio de la verdad, y añadió: “Tu palabra es verdad”. Juan 17:17. La santificación no es una obra instantánea sino progresiva, así como la obediencia es continua. En tanto Satanás nos apremie con sus tentaciones, tendremos que librar una y otra vez la batalla por el dominio propio; pero mediante la obediencia, la verdad santificará el alma. Los que son leales a la verdad han de superar, por medio de los méritos de Cristo, toda debilidad de carácter que los ha llevado a ser modelados por cada una de las diversas circunstancias de la vida. FO 87.2