Hijas de Dios

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Nacimientos

Las damas a cargo de las que dan a luz—El tiempo ha llegado para que se realicen algunos cambios. En realidad debieran haberse realizado hace tiempo. Los hombres deben ser responsables por el cuidado de los pacientes varones, y las damas por el de las mujeres. Y cuando hablamos del alumbramiento, no se justifica ni es correcto que se asocien hombres y mujeres. En tiempos bíblicos las mujeres cuidaban de esta tarea, y se consideraba que era la forma correcta de hacerlo. Y aun ahora es la forma en que debiera hacerse. Que las damas sean plenamente entrenadas como lo son los hombres, y que se hagan cargo de esta especialidad. Sé de lo que estoy hablando; lo digo con conocimiento de causa, pues me consta que hay demasiada vulgaridad.—Manuscript Releases 13:113 (1911). HD 92.1

No abrir la puerta a la tentación—Se me ha presentado este tema una y otra vez, y lo he escrito por temor a que mi vida termine. Quisiera decir que debemos actuar a un nivel más elevado. Y si lo hacemos, el Señor hará reposar sus bendiciones sobre nosotros. Tengo muchas cartas de mujeres y de hombres que me han escrito acerca de las tentaciones satánicas relacionadas con el proceso del embarazo y el alumbramiento. Y no necesito argumentar sobre esto; nuestro propio sentido común nos indica que vivimos en un mundo de tentación y pruebas, y debemos purificarnos de ello. Que Dios nos ayude. No quisiera tener que tratar más este tema. La luz que me ha sido dada es que en este asunto se puede abrir la puerta a la tentación y la trasgresión. Permitamos que, tanto como sea posible, sean mujeres las que se responsabilicen por el embarazo y el parto. Esto es lo que se me ha presentado como correcto.—Manuscript Releases 13:116 (1911). HD 92.2

En tiempos bíblicos, las mujeres cuidaban de las mujeres—Recientemente he sentido [...] que debieran hacerse los arreglos para que las mujeres tengan mayores responsabilidades. Es su privilegio educarse en algunas líneas de trabajo tan cabalmente como lo hacen los hombres. En tiempos bíblicos, las mujeres cuidaban de las mujeres, y Dios obraba con ellas. Bastantes personas me han hablado de sus tentaciones, y me he guardado de aconsejar sobre el tema; no he dicho nada. Pero sé que han existido tentaciones y pecados con relación a este asunto. Conozco las mujeres personalmente. Y las mujeres están exentas de censura. Si quisiéramos censurarlas sería solamente por no haber tomado una posición firme en este asunto, y no permitir que hombres y mujeres participen juntos en sus tratamientos.—Manuscript Releases 13:114 (1911). HD 92.3

Las comadronas pueden actuar como en tiempos bíblicos—Quiero escribir acerca de la instrucción que se me ha dado en relación al trabajo de las doctoras en nuestros sanatorios. Es el plan del Señor que los hombres se formen para tratar a los hombres y las mujeres a las mujeres. Con relación a los aspectos propios de la mujer, las comadronas pueden asumir la responsabilidad. En tiempos bíblicos no se consideraba apropiado que los hombres actuaran en esa línea, y la voluntad de Dios sigue siendo la misma para el presente. Mucho mal ha resultado de la práctica en la que los hombres tratan a las mujeres, y las mujeres a los hombres. Es una práctica de origen humano, y no está de acuerdo con el plan divino. Este mal ha estado avanzando por mucho tiempo, pero ahora debemos levantar nuestra voz en protesta por aquello que desagrada a Dios.—Special Testimonies on Education, 17b, 15-16 (1911). HD 93.1