Hijas de Dios

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La esposa de Pilato

La apariencia de Cristo hizo una favorable impresión sobre Pilato. Se despertaron sus más nobles sentimientos. Había oído hablar de Jesús y sus obras, y su esposa le había comentado acerca de las maravillosas acciones realizadas por aquel profeta galileo, que curaba a los enfermos y resucitaba a los muertos. Estas noticias revivían ahora en su mente como si se tratara de un sueño. Había escuchado rumores que provenían de varias fuentes, incluyendo algunos de sus parientes, y resolvió preguntar a los judíos acerca de sus cargos contra el prisionero.—The Review and Herald, 7 de noviembre de 1899. HD 70.5

Desde el principio, Pilato estuvo convencido de que este no era un hombre común, sino alguien de un carácter excelente. Creía que era completamente inocente. Y los ángeles que eran testigos de toda la escena, se dieron cuenta de las convicciones de Pilato y tomaron nota de su simpatía y compasión por Jesús. Para evitar que fuera a cometer el terrible acto de entregar a Jesús para que fuera crucificado, un ángel fue enviado a la esposa de Pilato para darle un sueño con la información de que este hombre a quien Pilato estaba juzgando, era el Hijo de Dios y que sufría siendo inocente. Inmediatamente ella le envió el mensaje a Pilato de que había sufrido mucho en un sueño por causa de Jesús, y lo prevenía a no tener nada que ver con ese justo. El mensajero que llevaba la comunicación, atravesó con dificultad la multitud y le entregó el mensaje a Pilato. Mientras lo leía, este palideció y tembló, e inmediatamente pensó que no debía tener nada que ver en el asunto. Si los judíos querían la sangre de Jesús, él no influiría para que lo lograsen. Por el contrario, haría lo posible por liberarlo [...]. Si Pilato hubiera seguido sus convicciones, no hubiese tenido nada que ver con la condena de Jesús.—Spiritual Gifts 1:54-56 (1858). HD 71.1