Hijas de Dios

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Rebeca

Este capítulo está basado en Génesis 24.

Los cananeos eran idólatras, y el Señor había mandado a su pueblo que no se casaran con ellos, no fuera que cayesen en la idolatría. Abraham era ya viejo y pensaba que pronto habría de morir. Isaac estaba aún soltero, y Abraham estaba preocupado por las influencias corruptoras que rodeaban a su hijo. Deseaba seleccionar para él una esposa que no lo apartase de Dios. Esta tarea fue encomendada a su fiel y experimentado siervo, que era el mayordomo sobre todo lo que tenía. Abraham requirió que su siervo hiciera un pacto solemne ante Dios, de que no tomaría una esposa para Isaac entre las mujeres cananeas, sino que iría a los parientes de Abraham, quienes creían en el Dios verdadero, y elegiría una esposa para el joven. No quería que Isaac lo acompañase en ese viaje, debido a que prácticamente todos en esa tierra habían caído en la idolatría. Si no podía encontrar una esposa para Isaac que estuviera dispuesta a dejar su parentela y venir hacia donde el joven estaba, entonces quedaría libre del pacto que había hecho.—The Signs of the Times, 10 de abril de 1879. HD 26.4

En este importante asunto, Isaac no habría de actuar por su cuenta, en forma independiente de su padre. Abraham incluso le dijo a su siervo que Dios enviaría a su ángel para dirigirlo en la elección. El siervo a quien se le había confiado esta tarea comenzó su larga jornada, y cuando entró a la ciudad donde los familiares de Abraham vivían, oró fervorosamente a Dios pidiéndole que lo dirigiera en la elección de una esposa para Isaac. Rogó que se le pudiera dar alguna señal o evidencia a fin de no errar en este asunto. HD 27.1

El pozo donde se detuvo para descansar era un lugar donde muchos se reunían. Fue aquí donde el siervo notó los modales suaves y la conducta cortés de Rebeca. Todas las evidencias indicaban que ella era la mujer que Dios había elegido para llegar a ser la esposa de Isaac. Y cuando fue invitado al hogar, el siervo relató a su padre y a su hermano cómo el Señor le había dado evidencias específicas de que Rebeca debía llegar a ser la esposa de Isaac, el hijo de su amo. HD 27.2

Entonces, les dijo: “Ahora, pues, si estáis dispuestos a hacer misericordia y ser leales con mi señor, declarádmelo; y si no, declarádmelo también, y así sabré qué debo hacer. Entonces Labán y Betuel respondieron diciendo: “De Jehová ha salido esto; no podemos hablarte ni mal ni bien. Ahí está Rebeca delante de ti: tómala y vete, y sea mujer del hijo de tu señor, como lo ha dicho Jehová”. Cuando el criado de Abraham oyó estas palabras, se inclinó a tierra ante Jehová”. Vers. 49-52.—Spiritual Gifts 3:109-110 (1864). HD 27.3

Obtenido el consentimiento de la familia, preguntaron a Rebeca misma si iría tan lejos de la casa de su padre para casarse con el hijo de Abraham. Después de lo que había sucedido, ella creyó que Dios la había elegido para que fuese la esposa de Isaac, y dijo: “Sí, iré”. HD 27.4

El criado, previendo la alegría de su amo por el éxito de su misión, no pudo contener sus deseos de irse, y a la mañana siguiente se pusieron en camino hacia su país. Abraham vivía en Beerseba, e Isaac, después de apacentar el ganado en los campos vecinos, había vuelto a la tienda de su padre, para esperar la llegada del mensajero de Harán. “Y había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde: y alzando sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían. Rebeca también alzó sus ojos, y vio a Isaac, y descendió del camello; porque había preguntado al criado: “¿Quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros?” Y el criado había respondido: “Este es mi señor”. Ella entonces tomó el velo, y se cubrió. Entonces el criado contó a Isaac todo lo que había hecho”. Vers. 64-66. HD 28.1

Isaac fue sumamente honrado por Dios, al ser hecho heredero de las promesas por las cuales sería bendecida la tierra; sin embargo, a la edad de cuarenta años, se sometió al juicio de su padre cuando envió a un servidor experto y piadoso a buscarle esposa. Y el resultado de este casamiento, que nos es presentado en las Escrituras, es un tierno y hermoso cuadro de la felicidad doméstica: “Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre”. Vers. 67.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 170-173 (1890). HD 28.2