Hijos e Hijas de Dios

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Selección cuidadosa, 5 de junio

Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré. Números 6:27. HHD 165.1

La Palabra de Dios da mucha importancia a la influencia que las compañías ejercen hasta en los hombres y las mujeres. ¡Cuánto mayor será tal influencia en la mente y el carácter de los niños y los jóvenes! Las personas a quienes traten, los principios que adopten, los hábitos que contraigan, determinarán el grado de utilidad que alcancen en esta vida y cuáles serán sus intereses futuros y eternos... HHD 165.2

Por lo general, los hombres y las mujeres de ideales amplios, de propósitos generosos y nobles aspiraciones, son aquellos en quienes se desarrollaron estos rasgos característicos por las compañías con que se juntaron en sus primeros años. En todas sus relaciones con Israel, Dios insistió en lo importante que era velar por las compañías de sus hijos. Todas las disposiciones de la vida civil, religiosa y social tendían a preservar a los niños del trato con gente perniciosa y a familiarizarlos desde su más temprana edad con los preceptos y principios de la ley de Dios. La lección objetiva dada al nacer la nación fue de tal naturaleza que debía impresionar hondamente los corazones. Antes que el último y terrible castigo cayera sobre los egipcios con la muerte de los primogénitos, Dios ordenó a su pueblo que recogiera a sus niños en sus respectivas casas. El dintel de cada casa debía marcarse con sangre, y todos debían guarecerse al amparo seguro de aquella señal. Así también hoy los padres que aman y temen a Dios deben guardar a sus hijos “en vínculo de concierto”, bajo la protección de las influencias sagradas hechas posibles por la sangre redentora de Cristo.—El Ministerio de Curación, 313, 314. HHD 165.3