Hijos e Hijas de Dios

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Pensamientos obedientes, 10 de abril

Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. 2 Corintios 10:5. HHD 109.1

El Señor purifica el corazón de la misma manera como nosotros ventilamos una habitación. No cerramos las puertas y las ventanas e introducimos alguna sustancia purificadora en ella; sino que las abrimos ampliamente y dejamos que entre la atmósfera purificadora del cielo... Las ventanas del impulso, del sentimiento, deben abrirse hacia el cielo, y el polvo del egoísmo y de lo terreno debe ser expulsado. La gracia de Dios debe invadir las cámaras de la mente, la imaginación debe contemplar temas celestiales, y todo factor de la naturaleza debe ser purificado y vitalizado por el Espíritu de Dios.—Manuscrito 3, 1892. HHD 109.2

Los pensamientos deben ser atados, restringidos, debe impedírseles que se desvíen en la contemplación de cosas que solamente debilitan y contaminan el alma. Los pensamientos deben ser puros, las meditaciones del corazón deben ser limpias... HHD 109.3

Las nobles facultades de la mente nos han sido dadas por el Señor para que las empleemos en contemplar las cosas celestiales. Dios ha hecho provisiones abundantes para que el alma continúe progresando en la vida divina... A medida que meditamos en la perfección de nuestro Modelo divino, desearemos transformarnos y renovarnos más cabalmente a la imagen de su pureza; se nos pide que salgamos y nos separemos del mundo, para que seamos hijos e hijas del Altísimo.—The Review and Herald, 12 de junio de 1888. HHD 109.4