Hijos e Hijas de Dios

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Humildad, 15 de marzo

Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Santiago 4:6. HHD 83.1

Solamente estáis seguros cuando, en perfecta sumisión y obediencia, os relacionáis con Cristo. El yugo es fácil, porque Cristo lleva el peso. Al levantar la carga de la cruz, se convertirá en liviana; y esa cruz es para vosotros una garantía de vida eterna. Es el privilegio de cada cual seguir alegremente a Cristo exclamando a cada paso: “Tu benignidad me ha acrecentado”. Pero si queremos viajar en dirección al cielo, debemos tomar a la Palabra de Dios como nuestro libro de texto. Debemos estudiar nuestras lecciones diarias en las palabras de la inspiración... HHD 83.2

La humillación del hombre Cristo Jesús es incomprensible para la mente humana; pero su divinidad y su existencia antes de que el mundo fuera creado jamás pueden ser puestas en tela de juicio por los que creen en la Palabra de Dios. El apóstol Pablo nos habla de nuestro Mediador, el Hijo unigénito de Dios, quien en su estado glorioso tenía la forma de Dios y era el Comandante de todas las huestes celestiales, y que no obstante, al revestir su divinidad de humanidad, tomó sobre sí la forma de siervo... HHD 83.3

Debemos abrir nuestro entendimiento para comprender que Cristo dejó a un lado su manto real, su corona de Rey, su elevado mando, y revistió su divinidad con humanidad para poder encontrar al hombre donde estaba, y brindar a la familia humana el poder moral de convertirse en hijos e hijas de Dios.—The Youth’s Instructor, 13 de octubre de 1898. HHD 83.4