Hijos e Hijas de Dios

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Hijos y herederos por Cristo, 3 de diciembre

Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo. Gálatas 4:7. HHD 346.1

Los Gálatas eran idólatras, pero cuando los apóstoles les predicaron, se gozaron en el mensaje que les prometía libertad de la servidumbre del pecado. Pablo y sus colaboradores proclamaron la doctrina de la justicia por la fe en el sacrificio expiatorio de Cristo. Presentaban a Cristo como Aquel que, al ver la impotente condición de la especie caída, vino a redimir a los hombres y mujeres viviendo una vida de obediencia a la ley de Dios y pagando la penalidad de la desobediencia. Y a la luz de la cruz, muchos que nunca habían conocido antes al Dios verdadero, empezaron a comprender la grandeza del amor del Padre. HHD 346.2

Así se les enseñaron a los Gálatas las verdades fundamentales concernientes a “Dios el Padre”, y “a nuestro Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos de este presente siglo malo, conforme a la voluntad de Dios y Padre nuestro”. “Por el oír de la fe”, recibieron el Espíritu de Dios, y llegaron a ser “hijos de Dios por la fe en Cristo”. HHD 346.3

Pablo vivía de tal manera entre los Gálatas que pudo decir más tarde: “Os ruego, sed como yo”. Sus labios habían sido tocados con un carbón encendido del altar, y fue habilitado para sobreponerse a las debilidades corporales y presentar a Jesús como la única esperanza del pecador. Los que lo oían sabían que había estado con Jesús. Dotado de poder de lo alto, era capaz de comparar lo espiritual con lo espiritual, y de derribar las fortalezas de Satanás. Los corazones eran quebrantados por la presentación del amor de Dios, como estaba revelado en el sacrificio de su Hijo unigénito, y muchos eran inducidos a preguntar: ¿Qué debo hacer para ser salvo?—Los Hechos de los Apóstoles, 169, 170. HHD 346.4