Hijos e Hijas de Dios

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Habla a los que escuchan, 28 de enero

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Apocalipsis 2:29. HHD 36.1

Cómo puede el hombre llegar a ser una réplica de Jesús, es algo que está más allá de la humana comprensión. Pero el Espíritu Santo puede fortalecer nuestra visión espiritual, capacitándonos para ver lo que no pueden contemplar nuestros ojos naturales, u oír nuestros oídos, o comprender nuestras mentes. Por medio del Espíritu que escudriña todas las cosas, aun las profundas de Dios, han sido reveladas preciosas verdades que no se pueden describir ni con la pluma ni de viva voz.—Carta 49, 1896. HHD 36.2

En todos los que se sometan al Espíritu Santo, ha de ser implantado un nuevo principio de vida: la perdida imagen de Dios ha de ser restaurada en la humanidad. HHD 36.3

Pero el hombre no puede transformarse a sí mismo por el ejercicio de su voluntad. No posee el poder capaz de obrar este cambio. La levadura, algo completamente externo, debe ser colocada dentro de la harina antes que el cambio deseado pueda operarse en la misma. Así la gracia de Dios debe ser recibida por el pecador antes que pueda ser hecho apto para el reino de gloria. Toda la cultura y la educación que el mundo puede dar, no podrán convertir a una criatura degradada por el pecado en un hijo del cielo. La energía renovadora debe venir de Dios. El cambio puede ser efectuado sólo por el Espíritu Santo. Todos los que quieran ser salvos, sean encumbrados o humildes, ricos o pobres, deben someterse a la operación de este poder.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 69. HHD 36.4