Hijos e Hijas de Dios

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Tomad la armadura de Dios, 17 de noviembre

Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Efesios 6:13. HHD 330.1

Mantengamos nuestra confianza en Cristo bajo cualquier circunstancia. Debe serlo todo para nosotros: el primero, el último y el mejor en todas las cosas. Por consiguiente, eduquemos nuestra lengua para que formule alabanzas a su nombre, no sólo cuando experimentemos alegría o regocijo, sino en todo momento. HHD 330.2

Mantengamos nuestro corazón lleno de las preciosas promesas de Dios, para que podamos hablar palabras de alivio y fortaleza para los demás. Así podremos aprender el idioma de los ángeles celestiales, quienes, si somos fieles, serán nuestros compañeros en las edades eternas. Cada día deberíamos progresar ganando en perfección de carácter, y esto lo lograremos ciertamente si nos apresuramos hacia la meta... HHD 330.3

En cada alma luchan activamente dos poderes en procura de la victoria. La incredulidad ordena sus fuerzas, guiada por Satanás, para separarnos de la Fuente de nuestra fortaleza. La fe ordena las suyas, dirigidas por Cristo, el Autor y Consumador de nuestra fe. El conflicto continúa hora a hora ante la vista del universo celestial. Esta es una batalla cuerpo a cuerpo, y el gran interrogante es: ¿Quién obtendrá el dominio? Cada uno debe decidir por sí mismo este asunto. Todos deben tomar parte en esta lucha, peleando en un bando o en el otro. En este conflicto no hay tregua... Se nos urge a prepararnos para esta acción. “Confortaos en el Señor, y en la potencia de su fortaleza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”. La advertencia se repite: “Por lo tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”.—The Youth’s Instructor, 10 de enero de 1901. HHD 330.4