Hijos e Hijas de Dios

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Imparte el fruto del espíritu, 26 de enero

Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad. Efesios 5:9. HHD 34.1

¿Consideraremos que somos capaces de preparar nuestra vida y carácter para entrar por los portales de gloria? No podemos hacerlo. A cada momento dependemos del Espíritu de Dios que obra sobre nosotros y nuestros hijos. HHD 34.2

Si los padres quieren ver un estado de cosas diferente en su familia, que se consagren plenamente a Dios y el Señor proporcionará caminos y medios mediante los cuales pueda ocurrir una transformación en sus hogares.—Conducción del Niño, 158. Vuestro compasivo Redentor está observando con amor y simpatía, listo para oír vuestras oraciones, y brindaros la ayuda que necesitáis para la obra de vuestra vida. El amor, el gozo, la paz, la longanimidad, la benignidad, la fe y la caridad son los elementos del carácter cristiano. Estas preciosas gracias son los frutos del Espíritu. Son la corona y el escudo del cristiano. Nada puede otorgar un contentamiento y una satisfacción más perfectos.—The Signs of the Times, 29 de noviembre de 1877. HHD 34.3

A medida que recibáis el Espíritu de Cristo—el espíritu de amor desinteresado y de trabajo por otros—, iréis creciendo y dando frutos. Las gracias del Espíritu madurarán en vuestro carácter. Se aumentará vuestra fe, vuestras convicciones se profundizarán, vuestro amor se perfeccionará. Reflejaréis más y más la semejanza de Cristo en todo lo que es puro, noble y bello... HHD 34.4

Este fruto nunca puede perecer, sino que producirá una cosecha, según su género, para vida eterna.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 51, 52. HHD 34.5