Hijos e Hijas de Dios

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La generosidad y el evangelio, 25 de septiembre

Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos. Proverbios 3:9. HHD 277.1

¿No sois vasos honrosos escogidos por Dios para llevar la luz y la verdad a los que están en error y oscuridad? Habéis recibido el mensaje salvador de la verdad, y si recibís el Espíritu de Cristo, si amáis a Cristo, amaréis a las almas que están en peligro,... os negaréis a vosotros mismos por su causa, apartándoos de todos los placeres egoístas, y emplearéis el dinero, el tiempo y la influencia para ganar las almas por las cuales Cristo murió.—The Youth’s Instructor, 29 de junio de 1893. HHD 277.2

Los hombres recorren la tierra y el mar para obtener ganancias mundanales y soportan privaciones y sufrimientos para conseguir su propósito. No obstante, no se interesan en las atracciones que ofrece el cielo ni toman en cuenta las riquezas eternas. Los que son comparativamente pobres son los que por lo general hacen más para sostener la causa de Dios. Dan ampliamente de lo poco que poseen. Han fortalecido sus impulsos generosos al dar continuamente con liberalidad. Siendo que sus gastos casi sobrepasan a sus entradas, su pasión por las riquezas terrenales no halla lugar, o no tiene oportunidad de fortalecerse. Pero muchos, cuando comienzan a reunir riquezas, empiezan a calcular cuánto tiempo les llevará alcanzar a poseer cierta suma. En su ansiedad por acumular una fortuna para sí mismos, dejan de ser ricos en Dios.—The Review and Herald, 15 de diciembre de 1874. HHD 277.3

Sea cual fuere la ocupación que tengáis en la vida, deberíais tener el propósito de hacer vuestro trabajo de tal manera que glorifique a Dios. Todo lo que ganéis debierais considerarlo como un capital que podáis invertir en el banco celestial. Deberíais gozaros en dedicar los bienes, el tiempo y las facultades que tengáis con el propósito de ganar almas para Cristo, a fin de enviar la luz a los que moran en tinieblas.—The Youth’s Instructor, 4 de mayo de 1893. HHD 277.4