Hijos e Hijas de Dios

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Creados para buenas obras, 21 de septiembre

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:10. HHD 273.1

Existen posibilidades de trabajar por Jesús en las cuales nunca habéis soñado. Un cristiano es un hombre o una mujer semejante a Cristo, que es activo en el servicio de Dios, que asiste a las reuniones sociales, y cuya presencia animará también a otros. La religión no consiste en obras, pero obra; no es inactiva. La religión pura de Jesús es una fuente de la cual fluyen corrientes de caridad, amor, abnegación... Con el amor de Cristo en el corazón, los labios lo alabarán y magnificarán su nombre. El alma que esté llena del amor de Cristo contendrá en sí una gran energía... HHD 273.2

Los hijos e hijas de Dios deben mostrar su procedencia celestial. El hombre grande a la vista de Dios es el que en medio de las multitudes, de los cuidados y las premuras financieras, mantiene su alma pura, sin mancha de contaminación mundanal. Al confiar firmemente en Dios por medio de la oración y la fe, el alma se mantendrá en una independencia moral, y no obstante mantendrá una actitud bondadosa, amante y delicada. Se resistirán las tentaciones que ofrece el medio ambiente, se mantendrá la comunión con Dios, y la comunicación entre vuestra alma y Dios os capacitará para transmitir a otros, mediante vuestras relaciones sociales, las más exquisitas bendiciones que el cielo os haya concedido... En todos sus procedimientos se advertirá una justicia exacta e imparcial, pero allí no termina su deber. Dios requiere algo más. El demanda que améis a las almas como Cristo las amó.—Carta 7, 1883. HHD 273.3