Hijos e Hijas de Dios

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Tomémosla diariamente, 26 de agosto

Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Lucas 9:23. HHD 247.1

Es solamente el poder de la cruz el que puede separar al hombre de la poderosa confederación del pecado. Cristo se dio a sí mismo para la salvación del pecador. Aquellos cuyos pecados son perdonados, que aman a Jesús, se unirán a él. Llevarán el yugo de Cristo. Este yugo no los maniatará;no convertirá su vida religiosa en una faena carente de satisfacciones. No. El yugo de Cristo es precisamente el medio por el cual la vida cristiana llegará a ser una vida de placer y alegría. El cristiano ha de gozarse en la contemplación de lo que ha hecho el Señor al dar a su Hijo unigénito con el fin de que muriera en favor del mundo, “para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. HHD 247.2

Los que se encuentran bajo el estandarte teñido de sangre del Príncipe Emmanuel, debieran ser fieles soldados en el ejército de Cristo. Nunca debieran ser desleales. Muchos jóvenes se pondrán voluntariamente del lado de Jesús, el Príncipe de la vida. Pero si han de continuar a su lado, deben mirar constantemente a Jesús, su Capitán, a fin de recibir órdenes. No pueden ser soldados de Cristo y no obstante alistarse en la confederación de Satanás, y ayudarle, porque entonces serían enemigos de Cristo. Traicionarían su cometido sagrado.—The Youth’s Instructor, 3 de marzo de 1893. HHD 247.3