La Educación Cristiana

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El bienestar físico

Los padres deben procurar despertar en sus hijos interés en el estudio de la fisiología. Desde el mismo amanecer de la razón, la mente humana debería tener entendimiento acerca de la estructura física. Podemos contemplar y admirar la obra de Dios en el mundo natural, pero la habitación humana es la más admirable. Es. por lo tanto, de la mayor importancia que la fisiología ocupe un lugar importante entre los estudios elegidos para los niños. Todos ellos deben estudiarla. Y luego, los padres deben cuidar de que a esto se añada la higiene práctica. ECR 127.2

Debe hacerse comprender a los niños que todo órgano del cuerpo y toda facultad de la mente son dones de un Dios bueno y sabio, y que cada uno de ellos debe ser usado para su gloria. Debe insistirse en los debidos hábitos respecto al comer, al beber y al vestir. Los malos hábitos hacen a los jóvenes menos susceptibles a la instrucción bíblica. Los niños deben ser protegidos contra la complacencia del apetito, y especialmente contra el uso de estimulantes y narcóticos. Las mesas de los padres cristianos no deben cargarse con alimentos que contengan condimentos y especias. ECR 127.3

Pocos son los jóvenes que tienen un conocimiento definido de los misterios de la vida. El estudio del maravilloso organismo humano, la relación de dependencia de todas sus partes complicadas, es un estudio en el cual la mayoría de las madres tiene poco o ningún interés. No comprenden la influencia del cuerpo sobre la mente, y de la mente sobre el cuerpo. Se ocupan en trivialidades inútiles, y luego arguyen que no tienen tiempo para obtener la información que necesitan para cuidar debidamente de la salud de sus hijos. Es menos molestia confiarlos a los médicos. Miles de niños mueren por ignorancia de los padres acerca de las leyes de la higiene. ECR 127.4

Si los padres mismos quisieran obtener conocimientos sobre el asunto, y sentir la importancia de ponerlos en práctica, veríamos un mejor estado de cosas. Enseñad a vuestros hijos a razonar de causa a efecto. Mostradles que si violan las leyes de su ser, tendrán que pagar la penalidad en sufrimiento. Si no podéis ver progresos tan rápidos como deseáis, no los desalentéis, sino instruidlos pacientemente, y seguid adelante hasta ganar la victoria. La temeridad en relación con la salud corporal tiende a producir temeridad en las cosas morales. ECR 128.1

No descuidéis de enseñar a vuestros hijos cómo preparar alimentos sanos. Al darles estas lecciones de fisiología y de buena cocina, les enseñáis los primeros pasos en algunas de las ramas más útiles de la educación, y les inculcáis principios que son elementos necesarios en su vida religiosa. ECR 128.2

Enseñad a vuestros hijos desde la cuna a practicar la abnegación y el dominio propio. Enseñadles a disfrutar de las bellezas de la naturaleza, y a ejercitar en un empleo útil todas las facultades de la mente y del cuerpo. Criadlos de tal manera que tengan constituciones sanas y buena moralidad, a tener disposiciones y genios alegres. Enseñadles que ceder a la tentación es débil y perverso; que resistir es noble y viril. ECR 128.3

Presten todos, viejos y jóvenes, diligente atención a las palabras escritas por el sabio hace tres mil años: “Hijo mío, no te olvides de mi ley; y tu corazón guarde mis mandamientos: porque largura de días, y años de vida y paz te aumentarán. Misericordia y verdad no te desamparen; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón: y hallarás gracia y buena opinión en los ojos de Dios y de los hombres”. Proverbios 3:1-4. ECR 128.4