La Educación Cristiana

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El trabajo misionero es la más alta disciplina

Con toda seguridad, el Señor bendecirá a todo aquel que trate de bendecir a otros. La escuela ha de ser dirigida de tal modo que los maestros y alumnos progresen constantemente en poder, en virtud del fiel empleo de los talentos que se les han concedido. Dando una aplicación práctica a lo que han aprendido, crecerán constantemente en sabiduría y conocimiento. Hemos de aprender del Libro de los libros los principios según los cuales vivir y trabajar. Al consagrar todas las aptitudes que Dios nos ha dado a Aquel que tiene el principal derecho a ellas, haríamos valiosos progresos en todo aquello que merezca nuestra atención. ECR 310.1

Cuando se emprende con este espíritu, la obra misionera llega a ser dignificante y elevadora tanto para el obrero como para la persona favorecida. Que cada uno de los que invocan el derecho de ser hijos del Rey celestial, procure constantemente representar los principios del reino de Dios. Recuerde cada uno que en espíritu, palabra y hechos ha de ser leal y fiel a todos los preceptos y mandamientos del Señor. Hemos de ser súbditos del reino de Cristo, fieles y dignos de confianza, para representar debidamente ante los mundanamente sabios las riquezas, la bondad, la misericordia, la ternura y la cortesía de los ciudadanos del reino de Dios. ECR 310.2

Los alumnos que sacarán más provecho de la vida serán aquellos que vivan la Palabra de Dios en sus relaciones y proceder para con sus semejantes. Aquellos que reciban para dar, experimentarán la mayor satisfacción en esta vida. Los miembros de la familia humana que viven para sí mismos siempre están necesitados, pues jamás se hallan satisfechos. No hay cristianismo en eso de encerrar completamente nuestras simpatías en nuestros propios corazones egoístas. El Señor ha instituido conductos por medio de los cuales pueda derramar su bondad, misericordia y verdad; y hemos de ser colaboradores de Cristo, impartiendo a otros sabiduría y caridad prácticas. Hemos de prestar a sus vidas brillo y bendición, haciendo así una buena y santa obra. ECR 310.3

Si el colegio de Avondale llega a ser lo que el Señor está tratando de hacerlo, el esfuerzo de maestros y alumnos será fructífero. Del colegio y fuera de él, se hará venir a súbditos voluntarios a la obediencia de Dios. La rebelión que se manifestó en el cielo a raíz de una mentira, y el engaño que indujo a Adán y Eva a desobedecer la ley de Dios, abrieron las compuertas del dolor sobre nuestro mundo; pero todos los que creen en Cristo pueden llegar a ser hijos e hijas de Dios. Mediante el poder de la verdad pueden ser restaurados, y el hombre caído puede llegar a ser leal a su Hacedor. La verdad, la cual es peculiar en su fuerza de acción, se adapta a la mente y el corazón de los descarriados pecadores. En virtud de su influencia, la oveja perdida puede ser vuelta al redil. ECR 311.1

Sea cual fuere la posición o posesiones de cualquier individuo que tenga conocimiento de la verdad, la Palabra de Dios le enseña que todo lo que posee lo tiene en calidad de depósito. Se le ha prestado para probar su carácter. De todos sus negocios terrenos, talentos, utilidades, oportunidades, tiene que dar razón a Aquel a quien él mismo pertenece por creación y redención. La bendición de Dios acompaña sus esfuerzos cuando emplea todo talento valioso en promover la gran obra educacional de Dios; cuando procura obtener el mejor conocimiento posible en cuanto a cómo ser de utilidad y a cómo trabajar por la salvación de las almas que están a punto de perecer. Dios nos confiere sus dones a fin de que ministremos a otros y así lleguemos a ser semejantes a él. Los que reciben sus dones para poder dar a otros, llegan a ser semejantes a Cristo. Ayudando y levantando a otros nos ennoblecemos y purificamos. Esta es la obra que hace que la gloria regrese a Dios. Tenemos que hacernos entendidos en estos puntos. Nuestras almas deben ser purificadas de todo egoísmo, pues Dios desea usar a su pueblo como representante de su reino celestial. ECR 311.2

Nuestros colegios tienen que ser dirigidos bajo la inspección de Dios. Hay una obra que hacer por los jóvenes de ambos sexos que aun no se ha hecho. Hay Números mayores de jóvenes que necesitan gozar los beneficios de nuestros colegios preparatorios. Necesitan el curso de preparación manual que ha de enseñarles cómo llevar una vida activa y llena de energía. Toda suerte de trabajos deben existir en nuestros colegios. Los alumnos han de ser enseñados por directores doctos, juiciosos y temerosos de Dios. Cada ramo del trabajo se ha de dirigir de la manera más perfecta y sistemática que la larga experiencia y saber nos capaciten para idear y ejecutar. ECR 312.1

Despierten los docentes ante la importancia de esto y enseñen agricultura y otras industrias cuya comprensión es esencial para los estudiantes. Procúrese alcanzar, en cada departamento de trabajo, los más excelentes resultados. Aplíquese al trabajo la ciencia de la Palabra de Dios a fin de que los estudiantes entiendan principios correctos y alcancen la norma más elevada posible. Haced uso de las cualidades que Dios os ha dado y dedicad todas vuestras energías al adelanto de la labranza del Señor. Estudiad y trabajad a fin de que puedan obtenerse de la siembra los mejores resultados y los beneficios más grandes, y para que haya una provisión abundante de alimento, tanto temporal como espiritual, para el número mayor de estudiantes que han de ser reunidos para prepararlos como obreros cristianos. ECR 312.2

Hemos visto árboles gigantescos derribados y desarraigados y a la reja del arado hundirse en la tierra abriendo profundos surcos para la plantación de árboles y la siembra de la semilla. ECR 312.3

Los alumnos están aprendiendo lo que significa arar y que la azada, la pala, el rastrillo y la rastra son todas herramientas de honrosa y lucrativa industria. Se cometerán equivocaciones con frecuencia; pero todo error yace al lado mismo de la verdad. La sabiduría se adquiere con los fracasos y la energía que ha de marcar un comienzo da esperanza de éxito al fin. La indecisión mantendrá las cosas a la zaga; la precipitación, igualmente retrasará; pero todo servirá de lección si el agente humano así lo desea.—Testimonies for the Church 6:185-192. ECR 312.4