La Educación
El testimonio de Pablo
Ved a Pablo en Atenas, ante el concilio del Areópago, donde hace frente a la ciencia con ciencia, a la lógica con lógica y a la filosofía con filosofía. Notad cómo, con un tacto que emana del amor divino, presenta a Jehová como “al Dios no conocido” a quien sus oyentes han adorado ignorantemente, y citando palabras de un poeta griego, lo describe como Padre del cual ellos son hijos. Escuchadlo exponer, en esa época de castas sociales, cuando no se reconocían en absoluto los derechos del hombre como hombre, la gran verdad de la fraternidad humana, al declarar que Dios “de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra”. Luego muestra cómo, en todo el trato de Dios con el hombre, se puede seguir, como hilo de oro, su propósito de gracia y misericordia. Fijó él “el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros”19. ED 61.1
Oídlo en el tribunal de Festo, cuando el rey Agripa, convencido de la verdad del evangelio, exclama: “Por poco me persuades a ser cristiano”20. Con qué gentil cortesía le responde Pablo, señalándole su cadena: “¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fuerais hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas!”21 ED 61.2
Así transcurrió su vida, según él mismo dice, “en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez”22. ED 61.3
“Nos maldicen—dijo—, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos. Nos difaman, y rogamos”23, “come entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo”24. ED 61.4
Hallaba gozo en el servicio; y al fin de su vida de trabajo, al echar una mirada retrospectiva a sus luchas y triunfos, pudo decir: “He peleado la buena batalla”25.
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ED 61.5
Estas biografías son de vital interés. Para nadie son de más profunda importancia que para los jóvenes. Moisés renunció a un reino en perspectiva; Pablo, a las ventajas proporcionadas por la riqueza y el honor entre su pueblo, a cambio de una vida llena de responsabilidades en el servicio de Dios. Para muchos, la vida de estos hombres se presenta como una vida de renuncia y sacrificio. ¿Fue realmente así? Moisés consideraba que el oprobio sufrido por Cristo era una riqueza mayor que la de los tesoros de Egipto. Lo consideraba así, porque así era. Pablo declaró: “Pero cuantas cosas eran para mi ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”26. Estaba satisfecho con su elección. ED 62.1
A Moisés le ofrecieron el palacio de los faraones y el trono del monarca, pero en esas cortes reales se practicaban los placeres pecaminosos que hacen que el hombre se olvide de Dios, y él escogió antes “riquezas duraderas, y justicia”27. En vez de ligarse a la grandeza de Egipto, prefirió unir su vida al propósito de Dios. En vez de dictar leyes a Egipto, dictó leyes al mundo, bajo la dirección divina. Llegó a ser instrumento de Dios para dar a los hombres los principios que constituyen la salvaguardia, tanto del hogar como de la sociedad, que son la piedra angular de la prosperidad de las naciones, principios reconocidos hoy día por los hombres más grandes del mundo como fundamento de todo lo bueno que existe en los gobiernos humanos. ED 62.2
La grandeza de Egipto yace en el polvo. Su poder y civilización han pasado. Pero la obra de Moisés nunca podrá perecer. Los grandes principios de justicia para cuya instauración él vivió, son eternos. ED 62.3
La vida de trabajo y preocupaciones de Moisés estaba iluminada por la presencia de Aquel que es el “señalado entre diez mil”, “y todo él codiciable”28. Compañero de Cristo en la peregrinación por el desierto, compañero de Cristo en el monte de la transfiguración, compañero de Cristo en las cortes celestiales, Moisés llevó una vida que en la tierra bendecía a la par que recibía bendición, y que en el cielo fue honrada. ED 62.4
También Pablo, en sus múltiples labores, fue sostenido por el poder sustentador de la presencia de Cristo. “Todo lo puedo—dijo él—en Cristo que me fortalece”29. “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? [...] Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”30. ED 62.5
Sin embargo, hay un gozo futuro que Pablo esperaba como recompensa de sus labores, el mismo gozo por causa del cual Cristo soportó la cruz y despreció la vergüenza, el gozo de ver el fruto de su trabajo. “¿Cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe?—escribió a los conversos tesalonicenses—. ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? Vosotros sois nuestra gloria y gozo”31. ED 63.1
¿Quién puede calcular los resultados que tuvo para el mundo la obra de la vida de Pablo? De todas las influencias benéficas que alivian el sufrimiento, consuelan la pena, refrenan el mal, elevan la vida por encima de lo egoísta y sensual y la glorifican con la esperanza de la inmortalidad, ¡cuánto se debe a las labores de Pablo y sus colaboradores cuando, con el evangelio del Hijo de Dios, hicieron su viaje inadvertido de Asia a las costas de Europa! ED 63.2
¿Cuánto vale para cualquier vida el haber sido instrumento de Dios para poner en movimiento semejantes influencias benéficas? ¿Cuánto valdrá en la eternidad poder ver los resultados de semejante obra? ED 63.3