La Educación
Capítulo 21—El estudio de la fisiología
“Asombrosa y maravillosamente he sido formado” (VM).
Puesto que la mente y el alma hallan expresión por medio del cuerpo, tanto la fortaleza mental como la espiritual dependen en gran parte de la fuerza y la actividad físicas; todo lo que promueva la salud física, promueve el desarrollo de una mente fuerte y un carácter equilibrado. Sin salud, nadie puede comprender en forma clara ni cumplir completamente sus obligaciones hacia sí mismo, sus semejantes, o su Creador. Ha de cuidarse, por lo tanto, tan fielmente la salud como el carácter. El conocimiento de la fisiología y la higiene debe ser la base de todo esfuerzo educativo. ED 177.1
Aunque está tan difundido el conocimiento de los hechos fisiológicos, se nota una alarmante indiferencia hacia los principios higiénicos. Aun entre los que conocen esos principios, son pocos aquellos que los practican. Se sigue tan ciegamente el impulso o la inclinación, como si la vida fuera regida por la mera casualidad, más bien que por leyes permanentes e invariables. ED 177.2
La juventud, que está en la frescura y en la flor de la vida, no valora su gran fortaleza. ¡Con cuánta ligereza considera un tesoro más precioso que el oro, más esencial para el progreso que el saber, la alcurnia o las riquezas! ¡Con qué precipitación lo despilfarra! ¡Cuántos hay que, después de sacrificar la salud en la lucha por obtener riquezas o poder, cuando están a punto de lograr su objetivo, caen impotentes, mientras que otro, poseedor de una resistencia física superior, se apropia del anhelado premio! ¡Cuántos son los que, a causa de condiciones morbosas, consecuencia del descuido de las leyes de la higiene, han adquirido malas costumbres, y han sacrificado toda esperanza para este mundo y el venidero! ED 178.1
Al estudiar fisiología, debe enseñarse a los alumnos a apreciar el valor de la energía física, y cómo se la puede conservar y desarrollar para que contribuya en el mayor grado posible al éxito en la gran lucha de la vida. ED 178.2
Mediante lecciones sencillas y fáciles se tiene que enseñar a los niños, desde sus primeros años, los rudimentos de la fisiología y la higiene. Esta obra la debe empezar la madre en el hogar, y la debe continuar fielmente la escuela. A medida que la edad de los alumnos aumente, es necesario seguir instruyéndolos en ese ramo, hasta que estén capacitados para cuidar de la casa en la cual viven. Deben comprender la importancia que tiene el evitar las enfermedades mediante la conservación de la salud de cada órgano, y también se les debe enseñar a actuar en caso de enfermedades comunes y accidentes. En toda escuela se debe enseñar fisiología e higiene, y en cuanto sea posible se debe proveer material para ilustrar la estructura del cuerpo, su empleo y cuidado. ED 178.3
En el estudio de la fisiología no se incluyen por lo general algunos asuntos que deben considerarse, que son de mayor valor para el estudiante que muchos detalles técnicos que comúnmente se enseñan bajo ese título. Como principio fundamental de toda la educación correspondiente a este ramo, se ha de enseñar a los jóvenes que las leyes de la naturaleza son las leyes de Dios, tan ciertamente divinas como los preceptos del Decálogo. El Señor ha escrito en cada nervio, músculo y fibra del cuerpo las leyes que gobiernan nuestro organismo. Toda violación de esas leyes, cometida por descuido o con premeditación, es un pecado contra nuestro Creador. ED 178.4
¡Cuán necesario es, pues, que se imparta un conocimiento completo de estas leyes! Se debería prestar mucha mayor atención de la que comúnmente se concede a los principios de higiene que se aplican al régimen alimentario, al ejercicio, al cuidado de los niños, al tratamiento de los enfermos y a muchos asuntos semejantes. ED 179.1
Se debe dar realce a la influencia que tiene la mente sobre el cuerpo y este sobre aquella. La energía eléctrica del cerebro, aumentada por la actividad mental, vitaliza todo el organismo, y es de ayuda inapreciable para resistir la enfermedad. Tiene que explicarse bien este punto. También es necesario presentar el poder de la voluntad y la importancia del dominio propio, tanto en la conservación de la salud como en su recuperación, como asimismo el efecto depresivo y hasta ruinoso de la ira, el descontento, el egoísmo o la impureza y, por otra parte, el maravilloso poder vivificador que se encuentra en la alegría, la abnegación y la gratitud. ED 179.2
Hay en la Escritura una verdad sobre la fisiología que necesitamos considerar: “El corazón alegre constituye buen remedio”1. “Y tu corazón guarde mis mandamientos dice Dios; porque muchos días y años de vida y paz te aumentarán”. “Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo”. “Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos”2. ED 179.3
Los jóvenes necesitan comprender la profunda verdad fundamental de la declaración bíblica según la cual con Dios “está el manantial de la vida”3. No solo es el Creador de todo, también es la vida de todo ser viviente. Es su vida la que recibimos en la luz del sol, en el aire puro y suave, en el alimento que da vigor a nuestros cuerpos y sostiene nuestra fuerza. Por su vida existimos hora tras hora, momento tras momento. A menos que hayan sido pervertidos, todos sus dones tienden a la vida, la salud y el gozo. ED 179.4
“Todo lo hizo hermoso en su tiempo”4 y se obtendrá la verdadera belleza no echando a perder la obra de Dios, sino poniéndola en armonía con las leyes de Aquel que creó todo cuanto existe y que se complace en su belleza y perfección. ED 179.5
Cuando se estudia el funcionamiento del cuerpo, se debe dirigir la atención a su maravillosa adaptación de los medios al fin, a la armoniosa acción y dependencia de los diferentes órganos. Una vez que se ha despertado el interés del estudiante y se le ha hecho ver la importancia de la cultura física, el maestro puede hacer mucho para obtener el debido desarrollo y formar hábitos correctos. ED 179.6
Entre las primeras cosas que se tiene que lograr es saber cuál es la postura correcta, tanto cuando se está sentado como de pie. Dios creó al hombre erguido y desea que obtenga no solo beneficio físico, sino mental y moral, como asimismo la gracia, la dignidad, el aplomo, el valor y la confianza en sí mismo que tiende a producir esa postura. Enseñe esto el maestro por precepto y por ejemplo. Muéstrese en qué consiste una postura erguida e insístase en que se mantenga. ED 180.1
Siguen en importancia a la postura correcta la respiración y la cultura vocal. Es más probable que respire correctamente aquel que se mantiene erguido cuando está sentado o de pie. Pero el maestro debería inculcar en los alumnos la importancia de la respiración profunda. Muéstrese cómo la acción sana de los órganos respiratorios, que ayuda a la circulación de la sangre, beneficia a todo el organismo, despierta el apetito, promueve la digestión, ayuda a tener un sueño sano y dulce, y de ese modo no tan solo le da descanso al cuerpo, sino que calma y sirve de sedante a la mente. Al mismo tiempo que se muestra la importancia de la respiración profunda, es necesario insistir en que se la practique. Háganse ejercicios que la estimulen y al mismo tiempo trátese de formar el hábito. ED 180.2
La educación de la voz ocupa un lugar importante en el desarrollo físico, puesto que tiende a dilatar y fortalecer los pulmones, y prevenir la enfermedad. Para conseguir una formación correcta, tanto en la lectura como en la conversación, cuídese que los músculos abdominales tengan libertad de movimientos al respirar, y que los órganos respiratorios no estén oprimidos. La presión ha de ejercerse sobre los músculos del abdomen más que sobre los de la garganta. De ese modo se evitará que esta se fatigue, y que se enferme gravemente. Debe procurarse con cuidado una pronunciación clara, con tonos suaves y bien modulados y con una forma de expresarse que no sea muy rápida. Esto no solo será beneficioso para la salud, sino que contribuirá en gran medida a que sea más agradable y eficaz la tarea del estudiante. ED 180.3
La enseñanza de estas cosas proporciona una áurea oportunidad para demostrar lo necio y malo que es el uso de fajas que oprimen la cintura, y cualquier otra costumbre que restrinja la acción vital. Las modas malsanas dan por resultado una serie casi interminable de enfermedades, y debe darse cuidadosa instrucción con respecto a este asunto. Hágase comprender a los alumnos el peligro de permitir que la ropa cuelgue de las caderas u oprima cualquier órgano del cuerpo. Se deben llevar vestidos que permitan respirar libremente y levantar sin dificultad los brazos por encima de la cabeza. La opresión de los pulmones no solo impide su desarrollo, sino que estorba el proceso de la digestión y la circulación, debilitando así todo el cuerpo. Todas estas costumbres menoscaban la fuerza física y mental, y estorban el progreso del alumno, privándolo a menudo del éxito. ED 180.4
En el estudio de la higiene, el maestro concienzudo aprovechará toda oportunidad posible para mostrar la necesidad de una perfecta pureza, tanto de las costumbres personales como del ambiente en que uno vive. Ha de darse énfasis en los beneficios que da el baño diario a la salud y la acción mental. También debe prestarse atención a la luz solar y a la ventilación, a la higiene del dormitorio y de la cocina. Enséñese a los alumnos que un dormitorio que reúna todas las condiciones higiénicas, una cocina limpia y una mesa arreglada con gusto y con alimentos saludables, contribuirán más para lograr la felicidad de la familia y el aprecio de cualquier visita sensata, que un costoso juego de muebles que adorne la sala. No es menos necesaria ahora que cuando se enseñó hace mil ochocientos años* esta lección del Maestro divino: “La vida es más que la comida, y el cuerpo más que el vestido”5. ED 181.1
El estudiante de fisiología necesita aprender que el objetivo de su estudio no consiste solamente en obtener un conocimiento de hechos y principios. Este solo daría poco beneficio. Puede ser que comprenda la importancia de la ventilación; su pieza puede tener aire puro, pero a menos que llene debidamente sus pulmones, sufrirá los resultados de una respiración imperfecta. Debe comprenderse, pues, la necesidad de la limpieza, y proveerse los recursos necesarios, pero todo será inútil a menos que sea puesto en práctica. El gran requisito en la enseñanza de estos principios es impresionar al alumno con su importancia, de modo que los ponga escrupulosamente en práctica. ED 181.2
Mediante una figura hermosísima e impresionante, la Palabra de Dios muestra en qué consideración tiene él nuestro organismo físico y la responsabilidad que tenemos de conservarlo en la mejor condición: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” “Si alguno destruye el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es”6. ED 181.3
Incúlquese en los alumnos el pensamiento de que el cuerpo es un templo en el cual Dios desea vivir, que hay que conservarlo puro, como morada de pensamientos elevados y nobles. Al ver, por medio del estudio de la fisiología, que están “asombrosa y maravillosamente”7 formados, sentirán reverencia. En vez de mancillar la obra de Dios, anhelarán hacer de su parte todo lo posible por cumplir el glorioso plan del Creador. De ese modo llegarán a considerar la obediencia a las leyes de la salud, no como un sacrificio, o un acto de abnegación, sino como lo que realmente es: un privilegio y una bendición inestimables. ED 182.1