Liderazgo Cristiano

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No controlar las mentes

Revelar el amor de Dios—“No debemos tratar de amoldar a la gente a nuestras propias ideas, inclinaciones y prácticas. Por medio de vidas desinteresadas y consagradas, por el poder del Espíritu Santo obrando en nuestras mentes, debemos revelar, no nuestra propia voluntad o manera de actuar, sino el poder del amor de aquel que se vio a sí mismo por nosotros para que seamos sacados y alejados de nuestros propios rasgos de carácter hacia la perfección del carácter de Cristo. Él murió para que nosotros cultivemos los atributos de su carácter, y elevemos, purifiquemos y alegremos los corazones y la vida de otros”. Carta 2, 1898, p. 1, 2, (17 de marzo de 1898, a “Los dirigentes en nuestras iglesias”). LC 76.1

Sensibles y simpáticos—“Hay hombres mejor, mucho mejor, preparados para labrar la tierra que para tratar con mentes humanas; no son sensibles ni simpáticos. Los que presten el mejor y más elevado servicio para Cristo tienen que copiar al Modelo en todas sus asociaciones y transacciones comerciales, y en las cosas espirituales. Dios ve como los hombres no pueden ver el resultado de esta dureza de corazón de unos hacia otros, y es una ofensa para él y una deshonra para su santo Nombre”. Carta 16d, 1892, p. 3, (7 de mayo de 1892, al Hno. Haskell). LC 76.2

No amoldar las mentes de otros—“¡Cómo sufre mi corazón al ver a presidentes de Asociación que asumen la responsabilidad de seleccionar a los que pueden amoldar para trabajar con ellos en el campo! Eligen a quienes no van a discrepar con ellos, sino que se van a limitar a actuar como máquinas. Ningún presidente tiene derecho a hacer esto. Dejen que otros hagan planes y, si fallan en algunas cosas, no consideren eso como evidencia de que no son capaces de ser pensadores. Nuestros hombres más responsables han tenido que aprender a usar su juicio mediante prolongada disciplina”.—Testimonios para los Ministros, 304. LC 76.3

No anular las mentes de otros—“Hay hombres que hoy debieran ser personas de pensamiento amplio, sabios, de quienes se pudiera depender, pero que no lo son, porque se los ha educado para que ejecuten los planes de los demás. Han permitido que otros les dijeran exactamente lo que debían hacer, y han empequeñecido su intelecto. Su mente es estrecha y no pueden comprender las necesidades de la obra. Son simples máquinas que deben ser impulsadas por el pensamiento de otro hombre”.—Testimonios para los Ministros, 303. LC 76.4

“Hermanos, no dependan del presidente de su Asociación o del de la Asociación General para que piense por ustedes. Dios ha dado ‘a cada hombre su obra’. Ver Marcos 13:34. Cuando los hombres miran al presidente de la Asociación como su ayudador en todas sus dificultades, el portador de sus cargas, el consejero en sus perplejidades, están haciendo lo contrario de lo que Cristo les ha instruido”.—Manuscrito 11, 1883, p. 1. LC 77.1

Dios está dispuesto a enseñar a otros—“La idea de que la mente y el juicio de un hombre puede modelar y dirigir intereses importantes, y que puede ser considerado como una voz para el pueblo, es un gran mal, que ha puesto y continúa poniendo en peligro a la persona colocada en posición de responsabilidad, y también a quienes cooperan con él. LC 77.2

“Dios no ha dado a un solo hombre toda la sabiduría, y la sabiduría no morirá con él. Los que ocupan cargos de confianza deben considerar modestamente las opiniones de los demás como dignas de respeto y probablemente tan correctas como la suya propia. Deberían recordar que Dios ha hecho a otros hombres tan valiosos como a ellos mismos, y que Dios está dispuesto a enseñar y guiar a esos hombres”. Manuscrito 55, 1897, (3 de junio de 1897, “El desarrollo de los obreros”). LC 77.3

Reconocer que otros también tienen juicio—“Se me ha mostrado que hay una práctica que deberían evitar quienes están en puestos de responsabilidad, porque es perjudicial para la obra de Dios. Los hombres que ocupan cargos no deben enseñorearse sobre la heredad de Dios y mandar en todo lo que los rodea. Muchos han marcado una pauta que desean que los demás sigan en la obra. Los obreros han tratado de seguirla con fe ciega, sin ejercer su propio juicio en asuntos que tenían a mano. Si los que fueron nombrados como directores no estaban presentes, de todos modos siguieron implícitamente sus indicaciones. Pero, en el nombre de Cristo, yo les rogaría que detengan ese proceder. Den a los hombres la oportunidad de ejercer su juicio individual. LC 77.4

“Los hombres que siguen las indicaciones de otros, y que están dispuestos a que otra persona piense por ellos, no son aptos para que se les confíen responsabilidades. Nuestros dirigentes son remisos en este asunto. Dios no ha dado a alguien en especial todo el poder mental que hay en el mundo. Los hombres en posiciones de responsabilidad deberían reconocer en otros algo de sentido común, alguna habilidad para juzgar y prever, y considerarlos capaces de hacer el trabajo que se les ha encomendado. LC 77.5

“Nuestros hermanos dirigentes han cometido un gran error al indicar todos los pasos que los obreros deberían seguir, y esto ha resultado en deficiencias, en la falta de una actitud cuidadosa por parte de los obreros porque han permitido que otros planifiquen todo y ellos mismos no han asumido responsabilidad alguna. Si los hombres que han asumido esta responsabilidad sobre sí mismos salieran de nuestras filas, o muriesen, qué estado de cosas se encontraría en nuestras instituciones. LC 78.1

“Los dirigentes deberían colocar responsabilidades sobre otros, y permitirles planear y ejecutar proyectos, para que puedan obtener experiencia. Denles una palabra de consejo cuando sea necesario, pero no les quiten el trabajo porque ustedes piensan que los hermanos cometen equivocaciones. Que Dios tenga compasión de la causa cuando se siguen las ideas y planes de un solo hombre, sin hacer preguntas. Dios no sería honrado si existiera tal estado de cosas. LC 78.2

“Todos nuestros obreros deben tener la oportunidad de ejercer su propio juicio y discreción. Dios le ha dado talentos que él desea que usen. Él les ha dado mentes y quiere que lleguen a ser pensadores, y que piensen por sí mismos y hagan sus planes, en vez de depender de otros para que pienses y planeen por ellos”. Carta 12, 1885, (28 de octubre de 1885, a los Hnos. Butler y Haskell). LC 78.3

La posición no da autoridad para imponerse—“Cada rama de la obra de Dios debe tener reconocimiento: ‘Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros; a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo’. Efesios 4:11, 12. Esta escritura muestra que debe haber diferentes clases de obreros, diferentes instrumentos. Cada uno tiene un trabajo distinto. A nadie se requiere que eche mano del trabajo de otro, y aunque le falte la preparación, debe tratar de hacerlo. Dios ha dado a cada uno de acuerdo con su capacidad. Alguien puede pensar que su posición le concede autoridad para mandar a otros obreros, pero esto no es así. Siendo ignorante del trabajo de ellos, él ensancharía donde hay que disminuir, y disminuiría donde habría que ensanchar, porque él solo puede ver la parte de la viña donde está trabajando”.—Testimonies for the Church 8:170, 171. LC 78.4