Cada Día con Dios

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Unánimes, 2 de enero

El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. 1 Juan 2:6. CDCD 8.1

Muchos están en el territorio encantado del enemigo. Cosas superfluas como fiestas fatuas, cantos, bromas y chistes ocupan sus mentes, de modo que sirven a Dios con corazón dividido. Cuando hacen estas cosas un ser invisible se encuentra entre ustedes. Satanás está presente con regocijo infernal. No se presta atención a esta declaración de Cristo: “Ninguno puede servir a dos señores”. Mateo 6:24. CDCD 8.2

Después de la ascensión de Cristo, el Espíritu Santo no descendió inmediatamente. Pasaron diez días antes que el Espíritu Santo fuera derramado. Los discípulos dedicaron ese tiempo a prepararse con mucho fervor a fin de recibir tan precioso don. Los ricos tesoros del cielo fueron derramados sobre ellos después de escudriñar diligentemente sus corazones y sacrificar todo ídolo. Estaban ante Dios para humillar sus almas, fortalecer su fe y confesar sus pecados. Sus corazones latían al unísono. “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados”. Hechos 2:1, 2. La iglesia necesita una experiencia similar aquí mismo, en el gran corazón de la obra.* ¿Estamos examinando nuestros corazones y preparándonos para recibir la gracia celestial? El Señor está esperando para poder derramarla. CDCD 8.3

Dios se revelará a su pueblo, pero todos debemos estar empeñados en la obra de buscarlo... La tarea que se debe llevar a cabo en este tiempo es de lo más importante. Esta es una cuestión de vida o muerte... CDCD 8.4

¿Se le permitirá al enemigo, precisamente en este tiempo solemne, que cree tal ambiente de diversión y placer, que absorba las mentes y las llene de cosas vanas y pensamientos frívolos que no tienen nada que ver con Dios, ni con la eternidad ni con el cielo?—Manuscrito 38, 1890, diario del 2 de enero de 1890. CDCD 8.5