Consejos para la Iglesia

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Vino que intoxica

El vino que Cristo hizo con agua en las bodas de Caná era zumo puro de uva. Este es el “mosto” que se halla en el “racimo”, del cual dice la Escritura: “No lo desperdicies, porque bendición hay en él”. Isaías 65:8. CPI 183.3

“El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, y cualquiera que por ellos yerra no es sabio”. CPI 184.1

“¿Para quién será el ay? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos?
Para los que se detienen mucho en el vino,
para los que van buscando la mistura.
No mires al vino cuando rojea,
cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; más al fin como serpiente morderá, y como áspid dará dolor”. Proverbios 20:1; 23:29-32.
CPI 184.2

Ninguna mano humana pintó jamás un cuadro más vivo del envilecimiento y la esclavitud de la víctima de las bebidas embriagantes. Sujetada, degradada, no puede librarse del lazo, ni siquiera cuando llega a darse cuenta de su estado, y dice: “aún lo volveré a buscar”. Proverbios 23:35. CPI 184.3

Se llega a la embriaguez tan ciertamente con el vino, la cerveza y la sidra, como con bebidas más fuertes. El uso de las bebidas que tienen menos alcohol despierta el deseo de consumir las más fuertes, y así se contrae el hábito de beber. La moderación en la bebida es la escuela en que se educan los hombres para la carrera de borrachos. Tan insidiosa es la obra de estos estimulantes más leves, que la víctima entra por el camino ancho que lleva a la costumbre de emborracharse antes de que se haya dado cuenta del peligro. CPI 184.4

No se necesitan argumentos para demostrar los malos efectos de las bebidas embriagantes en el borracho. Los ofuscados y embrutecidos desechos de la humanidad, almas por quienes Cristo murió y por las cuales lloran los ángeles, se ven en todas partes. Constituyen un baldón para nuestra orgullosa civilización. Son la vergüenza, la maldición y el peligro de todos los países.7 CPI 184.5