Consejos Sobre el Régimen Alimenticio

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La batalla para lograr la victoria

5. No he cambiado mi conducta ni en un ápice desde que adopté la reforma pro salud. No he dado ningún paso de retroceso desde que la luz del cielo sobre este tema brilló por primera vez en mi camino. Abandoné todo de inmediato—la carne, la mantequilla y una de las tres comidas—y eso mientras me ocupo en una labor intelectual exhaustiva, escribiendo desde temprano por la mañana hasta la puesta del sol. He disminuido a dos comidas por día sin cambiar mi trabajo. CRA 580.2

He sufrido mucho de diversas enfermedades, y he tenido cinco ataques de parálisis. He tenido mi brazo izquierdo inmovilizado a mi costado por meses, porque el dolor sobre el corazón era tan intenso. Al hacer estos cambios en mi régimen, rehusé someterme al gusto y dejar que éste me gobernara. ¿Me impedirá éste obtener mayor fuerza, para glorificar de esta manera a mi Señor? ¿Me obstaculizará el gusto mi camino por un momento? ¡Nunca! CRA 580.3

He sufrido de un hambre intensa; era una gran consumidora de carne. Pero al sentir languidez o desfallecer, coloqué mis brazos sobre el estómago, y dije: “No probaré un bocado. Consumiré alimento sencillo, o no comeré del todo”. El pan me desagradaba. Raramente podía comer una porción del tamaño de un dólar. Algunas cosas de la reforma podía recibirlas muy bien; pero cuando llegaba al asunto del pan, estaba especialmente en contra. Cuando hice estos cambios, tuve una batalla especial que luchar. Las primeras dos o tres comidas, no pude comer. Le dije a mi estómago: “Tendrás que esperar hasta que puedas comer pan”. Después de un poco podía comer pan, y pan integral también. Esto no podía comerlo antes; pero ahora le encuentro gusto agradable, y no he tenido falta de apetito.—Testimonies for the Church 2:371, 372 (1870). CRA 580.4

Actuó a base de principios

Cuando escribía Spiritual Gifts, los tomos tres y cuatro [1863-64], solía agotarme por exceso de trabajo. Entonces vi que debía cambiar mi conducta, y al descansar unos pocos días me mejoré de nuevo. Abandoné estas cosas por principio. Hice mi resolución para estar de acuerdo con la reforma por principio. Y desde ese tiempo, hermanos, no me habéis oído presentar ningún punto de vista extremo sobre la reforma pro salud del cual haya tenido que retractarme. No he presentado otra cosa que lo que practico hoy. Os recomiendo un régimen sano y nutritivo. CRA 581.1

No considero una gran privación el abandonar el uso de las cosas que dejan mal aliento y mal gusto en la boca. ¿Es negarse a sí mismo abandonar estas cosas, y llegar a una condición en que todo es tan dulce como la miel; donde no hay mal gusto en la boca y ninguna sensación de languidez en el estómago? Solía tener estas cosas la mayor parte del tiempo. Me he desvanecido con mi hijo en mis brazos una y otra vez. No tengo nada de esto ahora; ¿y llamaré a esto una privación, cuando puedo estar delante de vosotros como lo hago hoy en día? No hay una mujer en cien que pueda soportar la cantidad de trabajo que yo tengo. He avanzado por principio, no por impulso. He avanzado porque creía que el cielo aprobaría la conducta que seguía para alcanzar la óptima condición de salud posible, para poder glorificar a Dios en mi cuerpo y en mi espíritu, que son de él. CRA 581.2