Consejos Sobre el Régimen Alimenticio

421/442

Después de una prueba de un año—Beneficios recibidos

4. Por años he pensado que debía depender de un régimen a base de carne para tener fuerza. He estado tomando tres comidas por día hasta hace pocos meses. Ha sido muy difícil para mí llegar de una comida a la otra sin sufrir languidez de estómago, y vahídos. El comer solía quitar esas sensaciones. Rara vez me permití comer algo entre mis comidas regulares, y he convertido en una práctica el ir a dormir a menudo sin la cena. Pero he sufrido grandemente por falta de alimento desde el desayuno hasta el almuerzo, y a menudo me he sentido desfallecer. El comer carne quitaba por el momento esa sensación de languidez y desmayo. Por lo tanto decidí que la carne era indispensable en mi casa. CRA 578.5

Pero puesto que el Señor presentó delante de mí, en junio de 1863, el tema del consumo de carne en relación con la salud, abandoné el uso de la carne. Por un tiempo fue más bien difícil acomodar mi apetito al pan, por el cual, anteriormente, había tenido poca apetencia. Pero por medio de la perseverancia, he podido hacerlo. He vivido casi un año sin carne. Por seis meses la mayor parte del pan que se ha puesto en nuestra mesa ha sido bollos de harina de trigo sin cerner y no leudados, con agua y muy poca sal. Usamos frutas y hortalizas en forma abundante. He vivido ocho meses con dos comidas por día. CRA 579.1

Me he dedicado a escribir la mayor parte del tiempo por más de un año. Durante ocho meses me he limitado estrictamente a escribir. Mi cerebro ha estado constantemente cargado, y he tenido sólo poco ejercicio. Sin embargo mi salud nunca ha sido mejor que durante los seis meses pasados. Mi languidez y mis vahídos anteriores me han abandonado. Cada primavera tenía el problema de falta de apetito. La primavera pasada no tuve ningún problema a este respecto. CRA 579.2

Nuestra comida sencilla, tomada dos veces por día, es disfrutada con verdadero gusto. No tenemos carne, torta, ni ningún alimento concentrado sobre nuestra mesa. No usamos tocino, pero en su lugar tenemos leche, crema y algo de mantequilla. Preparamos nuestros alimentos sólo con poca sal, y hemos abandonado toda clase de especias. Desayunamos a las siete, y tomamos nuestro almuerzo a la una. Raramente tengo una sensación de languidez o desvanecimiento. Mi apetito es satisfecho. Como la comida con mayor gusto que nunca antes.—S Gifts 4:153, 154 (1864). CRA 579.3

[Un poco de sal es esencial para la sangre—571, 572] CRA 580.1