Consejos Sobre el Régimen Alimenticio

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Una ofrenda despreciable

19. Debe obtenerse conocimiento con respecto a cómo comer, beber y vestirse como para preservar la salud. La enfermedad es causada por la violación de las leyes de la salud; es el resultado de infringir las leyes de la naturaleza. Nuestro primer deber, un deber que tenemos para con Dios, hacia nosotros mismos y con nuestros semejantes, es obedecer las leyes de Dios, que incluyen las leyes de la salud. Si estamos enfermos, imponemos una carga cansadora a nuestros amigos y nos descalificamos para cumplir nuestros deberes hacia la familia y los vecinos. Y cuando la muerte prematura es el resultado de nuestra violación de la ley natural, acarreamos dolor y sufrimiento a los demás; privamos a nuestros vecinos de la ayuda que debiéramos darles mientras vivimos; despojamos a nuestras familias del bienestar y la ayuda que debiéramos darles, y privamos a Dios del servicio que él reclama de nosotros para hacer progresar su gloria. ¿No somos, pues, transgresores de la ley de Dios en el peor sentido? CRA 23.1

Pero Dios es muy piadoso, bondadoso y tierno, y cuando la luz les llega a los que han perjudicado su salud por complacencias pecaminosas, y ellos se convencen de pecado, y se arrepienten y buscan el perdón, él acepta la pobre ofrenda que le presentan y los recibe. ¡Oh, cuán tierna es la misericordia que él manifiesta al no rechazar lo que queda de la vida, de la cual ha abusado el sufriente y arrepentido pecador! En su bondadosa misericordia, salva a estas almas, como si fuera por fuego. ¡Pero cuán inferior y despreciable sacrificio, en el mejor de los casos, es éste para ofrecer a un Dios puro y santo! Las facultades nobles han sido paralizadas por hábitos erróneos de pecaminosa complacencia. Las aspiraciones están pervertidas, y el alma y el cuerpo desfigurados.—Testimonies for the Church 3:164, 165 (1872). CRA 23.2