Joyas de los Testimonios 1

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Determinan nuestro destino

Las compañías elegidas por los obreros determinan su destino para este mundo y para el venidero. Algunos que eran una vez concienzudos y fieles han cambiado tristemente; se han separado de Dios y Satanás los ha inducido a ponerse de su lado. Son ahora irreligiosos e irreverentes, y ejercen su influencia sobre otros que se dejan amoldar fácilmente. Las malas compañías deterioran el carácter; minan los buenos principios. “El que anda con los sabios, sabio será; mas el que se allega a los necios, será quebrantado.” Proverbios 13:20. 1JT 587.1

Los jóvenes están en peligro; pero no disciernen las tendencias y el resultado de la conducta que siguen. Muchos se dedican al galanteo. Parecen infatuados. No hay nada noble, digno ni sagrado en estas relaciones; debido a que son impulsadas por Satanás, la influencia que ejercen tiende a agradar al enemigo. Las amonestaciones que se dirigen a estas personas son desoídas, pues ellas son temerarias, voluntariosas y desafiantes. Creen que la amonestación, el consejo o el reproche no se aplican a ellas. Su conducta no las preocupa. Están continuamente separándose de la luz y el amor de Dios. Pierden todo discernimiento de las cosas sagradas y eternas; y aunque conservan una forma árida de los deberes cristianos, no ponen el corazón en estos servicios religiosos. Demasiado tarde, estas almas seducidas aprenderán que “estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.” Mateo 7:14. 1JT 587.2

Las palabras, las acciones y los motivos quedan registrados, pero cuán poco se percatan esas cabezas livianas y superficiales y esos corazones duros de que un ángel de Dios está a su lado anotando la manera en que emplean sus preciosos momentos. Dios traerá a luz toda palabra y toda acción. El está en todo lugar. Sus mensajeros, aunque invisibles, visitan el taller y el dormitorio. Las ocultas obras de las tinieblas serán sacadas a luz. Los pensamientos, los intentos y los propósitos del corazón serán revelados. Todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de Aquel con quien tenemos que tratar. 1JT 588.1