Joyas de los Testimonios 2

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El cuidado de los huérfanos*

Entre todos aquellos cuyas necesidades requieren nuestro interés, las viudas y los huérfanos tienen el mayor derecho a nuestra tierna simpatía. Son objeto del cuidado especial del Señor. Dios los confía a los cristianos. “La religión pura y sin mácula delante de Dios y Padre es ésta: Visitar los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha de este mundo.” Santiago 1:27. 2JT 519.1

Más de un padre que murió en la fe, confiado en la eterna promesa de Dios, dejó a sus amados en la plena seguridad de que el Señor los cuidaría. Y ¿cómo provee el Señor para estos enlutados? No realiza un milagro enviando maná del cielo; no manda cuervos que les lleven alimento; sino que realiza un milagro en los corazones humanos, expulsando el egoísmo del alma y abriendo las fuentes de la benevolencia. Prueba el amor de quienes profesan seguirle, confiando a sus tiernas misericordias a los afligidos y a los enlutados. 2JT 519.2