Joyas de los Testimonios 2

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Han de promulgar los principios de la salud

En la preparación de un pueblo para la segunda venida del Señor, se ha de realizar una gran obra por medio de la promulgación de los principios favorables a la salud. Debe instruirse a la gente acerca de las necesidades del organismo físico y el valor de la vida sana según se enseña en las Escrituras, a fin de que los cuerpos que Dios creó puedan serle presentados como sacrificios vivos, idóneos para rendirle un servicio aceptable. Hay una gran obra que hacer en favor de la humanidad doliente en cuanto a aliviar sus sufrimientos por el empleo de los agentes naturales que Dios ha provisto, y en cuanto a enseñarle a evitar las enfermedades por el control de los apetitos y pasiones. Debe enseñarse a la gente que la transgresión de las leyes de la naturaleza es transgresión de las leyes de Dios. Tanto en las cosas físicas como en las espirituales, debe enseñársele la verdad de que “el temor de Jehová es para vida.” Proverbios 19:23. “Si quieres entrar en la vida—dijo Cristo,—guarda los mandamientos.” Mateo 19:17. Cuida de vivir mi ley “como las niñas de tus ojos.” Proverbios 7:2. Cuando se obedecen las órdenes de Dios, son “vida a los que las hallan, y medicina a toda su carne.” Proverbios 4:22. 2JT 482.1

Nuestros sanatorios han de ser una fuerza educativa para enseñar a la gente estas cosas. Aquellos que reciben instrucción pueden a su vez impartir a otros el conocimiento de los principios que devuelven la salud y la conservan. Así deben ser nuestros sanatorios instrumentos para alcanzar a la gente, agentes que les muestren el mal que produce el desprecio de las leyes de la vida y la salud, y que les enseñen a mantener el cuerpo en la mejor condición. Deben establecerse sanatorios en diferentes países, donde trabajan nuestros misioneros, para que sean centros desde los cuales se lleve a cabo una obra de sanidad, restauración y educación. 2JT 482.2