Consejos sobre Mayordomía Cristiana

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El pecado del descuido

Si las personas cuyos talentos se están herrumbrando a causa de la inacción buscaran la ayuda del Espíritu de Dios y salieran a trabajar, veríamos realizarse mucho más. Urgentes pedidos de socorro conmoverían los corazones, y se daría esta respuesta: “Haremos todo lo que podamos en nuestra debilidad e ignorancia, y nos volveremos hacia el gran Maestro en busca de sabiduría”. ¿Puede ocurrir que en medio de todas estas puertas abiertas a las oportunidades, estos patéticos pedidos de ayuda, hombres y mujeres todavía permanezcan sentados con los brazos cruzados, o que empleen sus manos únicamente en un trabajo egoísta con propósitos terrenos? CMC 131.1

Jesús dijo a sus discípulos: “Vosotros sois la luz del mundo”. Mateo 5:14. Pero cuán pocos tienen conciencia de su propio poder e influencia; cuán pocos comprenden lo que podrían hacer a fin de ayudar y bendecir a los demás. Envuelven su talento en un lienzo y lo entierran, y se halagan a sí mismos diciéndose que poseen una humildad encomiable. Pero los libros del cielo testifican contra esos ociosos, como siervos perezosos y malvados que pecan atrevidamente contra Dios descuidando la obra que él les ha encomendado. No podrán alegar falta de capacidad cuando se abran los registros celestiales y se ponga de manifiesto su descuido evidente. CMC 131.2

Cualquiera sea el talento que se nos ha confiado, se requiere que lo utilicemos para el servicio de Dios y no para servir a Mammón... CMC 131.3

Los que ocultan sus talentos en la tierra están despreciando sus oportunidades para obtener una corona cuajada de gemas. Hasta el día cuando se hagan las grandes revelaciones del juicio final, no se sabrá cuántos hombres y mujeres han hecho esto, ni tampoco cuántas vidas se han perdido en las tinieblas porque los talentos dados por Dios han sido sepultados en los negocios en lugar de ser utilizados al servicio del Dador... CMC 131.4

Los hombres... pueden interesarse en minas que rinden grandes beneficios en términos de plata y oro. Pueden dedicar toda una vida a conseguir tesoros terrenales; pero cuando mueren dejan todo tras ellos. No pueden llevar con ellos ni un solo peso al gran más allá. ¿Son sabios estos hombres? ¿No actúan insensatamente al permitir que las preciosas horas del tiempo de gracia pasen, sin realizar una preparación para la vida futura? Los que son sensatos se harán “tesoro en los cielos que no se agote” (Lucas 12:33), y pondrán un “buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna”. 1 Timoteo 6:19. Si hemos de conseguir riquezas duraderas, comencemos ahora a transferir nuestro tesoro al otro lado, y nuestros corazones estarán donde está nuestro tesoro.—The Review and Herald, 7 de octubre de 1884. CMC 132.1