Consejos sobre Mayordomía Cristiana

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La victoria de Cristo

En el desierto, Cristo enfrentó las grandes tentaciones que asaltarían al hombre. Allí, con las manos desnudas, se encontró con el enemigo astuto y sutil y lo venció. La primera gran tentación fue dirigida hacia el apetito; la segunda, hacia la presunción; la tercera, hacia el amor al mundo. Los tronos y los reinos de este mundo y su gloria fueron ofrecidos a Cristo. Satanás llevó el honor mundanal, las riquezas y los placeres de la vida, y se los presentó bajo la luz más atrayente a fin de tentarlo y engañarlo. “Todo esto te daré, si postrado me adorares”, le dijo. Sin embargo Cristo rechazó al astuto enemigo y salió victorioso. CMC 221.3

Los hombres nunca serán probados por tentaciones tan poderosas como las que asaltaron a Cristo; y sin embargo Satanás consigue éxito al asediarlos. “Todo este dinero, esta ganancia, estas tierras, este poder, estos honores y riquezas, te daré”—¿a cambio de qué? Pocas veces se establece la condición con tanta claridad como ocurrió con el caso de Cristo: “Si postrado me adorares”. Se conforma con que se abandone la integridad y se adormezca la conciencia. Por medio de la dedicación a los intereses mundanales él recibe toda la honra que pide. La puerta es dejada abierta para que él entre cuando le plazca, con su estela de impaciencia, amor al yo, orgullo, avaricia y falta de honradez. El hombre es encantado y atraído traicioneramente hacia la ruina. CMC 222.1

El ejemplo de Cristo está ante nosotros. El venció a Satanás y nos mostró cómo nosotros también podemos vencerlo. Cristo resistió a Satanás mediante las Escrituras. Pudo haber echado mano de su propio poder divino, y haber empleado sus propias palabras; pero dijo: “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Mateo 4:4. Si los cristianos estudiaran y obedecieran las Sagradas Escrituras, recibirían poder para hacer frente a la tentación del astuto enemigo; pero la Palabra de Dios es descuidada y como consecuencia de esto se producen desastres y derrotas. CMC 222.2