Consejos sobre Mayordomía Cristiana

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Capítulo 38—La obra de la recolección

Al poner en práctica cualquier plan establecido para llevar a otros el conocimiento de la verdad presente, y de las maravillosas providencias relacionadas con el progreso de la causa, en primer lugar consagrémonos nosotros mismos plenamente a Aquel cuyo nombre deseamos exaltar. Oremos fervorosamente en beneficio de quienes deseamos visitar llevándolos con fe viviente, uno a uno, ante la presencia de Dios. CMC 198.1

El Señor conoce los pensamientos y propósitos del hombre, ¡y con cuánta facilidad puede enternecernos! ¡Cómo su Espíritu, como un fuego, puede subyugar el corazón empedernido! ¡Cómo puede llenar el alma de amor y ternura! ¡Cómo puede darnos las gracias de su Espíritu Santo y capacitarnos para salir a trabajar por las almas! El poder de la gracia subyugadora debería sentirse en toda la iglesia en esta época; y se sentirá si prestamos atención a los consejos de Cristo dados a sus seguidores. A medida que aprendamos a adornar la doctrina de Cristo nuestro Salvador ciertamente veremos la salvación de Dios. CMC 198.2

A todos los que están por encargarse de una tarea misionera especial con la publicación preparada para ser utilizada en la Campaña de la Recolección, quiero decirles: Sed diligentes en vuestros esfuerzos; vivid bajo la dirección del Espíritu Santo. Aumentad diariamente vuestra experiencia cristiana. Que los que posean aptitudes especiales trabajen por los que no creen, en los lugares acomodados tanto como en los lugares humildes. Buscad diligentemente las almas que perecen. Pensad en el gran deseo que Cristo tiene de llevar a su redil nuevamente a los que se han descarriado. CMC 198.3

Buscad a las almas como quienes saben que han de rendir cuenta por ellas. Mediante la obra misionera que hagáis en la iglesia y en el vecindario haced brillar vuestra luz con rayos claros y definidos a fin de que ninguna persona pueda levantarse en el juicio y decir: “¿Por qué no me hablasteis acerca de la verdad? ¿Por qué no os preocupasteis de mi alma?” CMC 199.1

Luego seamos diligentes en la distribución de las publicaciones que han sido preparadas cuidadosamente para ser empleadas entre los que no pertenecen a nuestra fe. Obtengamos lo más posible de cada oportunidad que tengamos de atraer la atención de los incrédulos. Coloquemos las publicaciones en cada mano que quiera recibirlas. Consagrémonos a la proclamación del mensaje. “Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios”. Isaías 40:3. Los instrumentos divinos y humanos deben unirse para el cumplimiento de un gran objetivo. Ahora es el día de nuestra responsabilidad. “El Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”. Apocalipsis 22:17.—Manuscrito 2, 1914. CMC 199.2