Consejos sobre Mayordomía Cristiana

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Sección 7—La riqueza de los gentiles

Capítulo 36—Favores que deben recibirse e impartirse

Durante todo el tiempo que estemos en este mundo, y el Espíritu de Dios esté luchando con el mundo, hemos de recibir e impartir favores. Hemos de dar al mundo la luz de la verdad como se la presenta en las Escrituras, y hemos de recibir del mundo lo que Dios los induce a hacer en favor de la causa. El Señor todavía actúa en corazones de reyes y gobernantes para que favorezcan a su pueblo, y conviene que los que están tan profundamente interesados en el asunto de la libertad religiosa no rechacen ningún favor, o dejen de aceptar la ayuda que Dios ha inducido a los hombres a dar, para el progreso de la causa. CMC 191.1

Encontramos ejemplos en la Palabra de Dios concernientes a este mismo asunto. Ciro, rey de Persia, hizo una proclamación por todo su reino, y la puso por escrito, diciendo: “¡Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. ¿Quién hay entre vosotros de todo su pueblo? Sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa de Jehová Dios de Israel”. Se promulgó un segundo mandato por parte de Darío para la edificación de la casa del Señor, que está registrado en el capítulo seis de Esdras. CMC 191.2

El Señor Dios de Israel ha colocado sus bienes en manos de los no creyentes, pero éstos han de ser usados para realizar las obras que pueden hacerse por un mundo caído. Los agentes por cuyo intermedio estos dones vienen a nosotros pueden abrir caminos por los cuales enviar la verdad. Pueden no tener simpatía por la obra, pueden no tener fe en Cristo, ni practicar sus palabras; pero sus dones no han de ser rechazados por esta causa... CMC 191.3

Se me ha mostrado reiteradamente que podríamos recibir muchos más favores de muchas maneras si nos aproximáramos a hombres de sabiduría, los familiarizáramos con nuestra obra, y les diéramos una oportunidad de realizar aquellas cosas que es nuestro privilegio inducirlos a hacer por el progreso de la obra de Dios.—Testimonios para los Ministros, 203, 204. CMC 192.1