Consejos Sobre la Salud

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Eduquemos a la gente

Santa Elena, California,

20 de agosto de 1902.

Doquiera se proclame la verdad, debe darse instrucción acerca de cómo preparar alimentos sanos. Dios desea que en todo lugar se enseñe a la gente a usar prudentemente los productos que es fácil obtener. Instructores hábiles deben mostrar a la gente cómo pueden utilizar ventajosamente los productos que se pueden cosechar u obtener en su región del país. De esta manera tanto los pobres como los de circunstancias desahogadas pueden aprender a vivir en forma sana. CSI 474.2

Desde el comienzo de la reforma pro salud, hemos encontrado que era necesario educar, educar y educar. Dios desea que continuemos esta obra. No debemos descuidarla por temor a que reduzca las ventas de los productos sanos preparados en nuestras fábricas. Dichas ventas no son el asunto más importante. Nuestra obra consiste en mostrar a las personas cómo pueden obtener y preparar los alimentos más sanos, cómo pueden cooperar con Dios para restaurar su imagen moral en sí mismas. CSI 474.3

Nuestros obreros debieran ejercer su ingenio en lo que se refiere a la preparación de alimentos sanos. Nadie se debe inmiscuir en los secretos del Dr. Kellogg, pero todos deben comprender que el Señor, en muchas partes, está preparando la mente de muchos con el fin de capacitarlos para elaborar productos alimentarios sanos. Hay muchos productos que si se los prepara y combina bien, se los puede transformar en alimentos que constituirán una bendición para los que no pueden darse el lujo de gastar en productos sanos más caros y especialmente elaborados. Aquel que concedió a sus hijos toda clase de habilidad y entendimiento en toda suerte de obra difícil cuando construían el tabernáculo, también dará hoy a su pueblo habilidad y entendimiento en la combinación adecuada de los productos naturales, enseñándoles de este modo a adoptar un régimen alimentario saludable.* CSI 474.4

El conocimiento relativo a la preparación de productos alimentarios sanos es la propiedad de Dios y ha sido confiado a los hombres para que éstos lo impartan a sus semejantes. Al decir esto no me refiero a las fórmulas especiales que el Dr. Kellogg y otros han perfeccionado después de mucho estudio y enormes gastos. Hablo especialmente de los alimentos sencillos que todos pueden preparar por sí mismos, acerca de cuya elaboración se puede instruir libremente a todos los que desean vivir en forma saludable, y especialmente a los pobres. CSI 475.1

El Señor quiere que en todo lugar se estimule a hombres y mujeres a desarrollar sus talentos en la preparación de alimentos sanos con los productos naturales de su propia región. Si miran a Dios y ejercen su habilidad e ingenio bajo la dirección de su Espíritu, aprenderán a transformar los productos naturales en alimentos sanos. Así podrán enseñar a los pobres a proveerse de alimentos que reemplacen la carne. A su vez los que reciban esta ayuda podrán instruir a otros. Una obra tal se ha de hacer todavía con celo y vigor consagrados. Si se hubiese hecho antes, habría hoy muchas más personas en la verdad, y muchos más instructores. Aprendamos cuál es nuestro deber, y luego hagámoslo. No debemos ser incapaces ni depender de otros para que hagan la obra que Dios nos ha confiado. CSI 475.2