Consejos Sobre la Salud

333/555

Los sanatorios como instituciones misioneras

En muchos lugares hay almas que aún no han oído el mensaje. Por consiguiente, la obra médica misionera debe ser proseguida con más celo que nunca antes. Esta obra es la puerta por la cual la verdad debe entrar en las grandes ciudades, y se deben establecer sanatorios en diferentes lugares. CSI 389.2

La obra que realizan los sanatorios es uno de los medios más eficaces para alcanzar a todas las clases sociales. Nuestros sanatorios son el brazo derecho del Evangelio; abren los caminos por los cuales la buena nueva de la sanidad mediante Cristo puede alcanzar a la humanidad doliente. En esas instituciones, los enfermos pueden aprender a encomendar sus casos al gran Médico, el cual cooperará con sus fervientes esfuerzos para recuperar la salud, trayéndoles la curación del alma así como la del cuerpo. CSI 389.3

Cristo ya no está personalmente en la tierra, para ir por nuestras ciudades y aldeas con el fin de sanar a los enfermos; pero nos ha encomendado que continuemos la obra médica misionera que él empezara. Debemos hacer todo lo que está a nuestro alcance en este sentido. Deben establecerse instituciones donde los enfermos, hombres y mujeres, puedan confiarse a los cuidados de médicos y enfermeros temerosos de Dios, y ser atendidos sin el empleo de drogas. CSI 390.1

Se me ha indicado que la obra que debe hacerse en relación con la reforma pro salud no debe demorarse. Por medio de esta obra alcanzaremos almas así en los caminos como en los vallados. Se me mostró muy especialmente que, por medio de nuestros sanatorios, muchas almas recibirán la verdad presente y la practicarán. En esas instituciones, se ha de enseñar a hombres y mujeres a cuidar sus cuerpos y a afirmarse en la fe. Debe enseñárseles lo que significa comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios. Cristo dijo: “Las palabras que yo os he hablado, son espíritu, y son vida”. Juan 6:63. CSI 390.2

Nuestros sanatorios deben ser escuelas donde se dé enseñanza en los ramos médico-misioneros. Deben dar a las almas heridas por el pecado las hojas del árbol de vida, las cuales les devolverán la paz, la esperanza y la fe en Jesucristo. CSI 390.3