Consejos Sobre la Salud

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La curación de los leprosos

“Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! Cuando él los vio les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y este era samaritano. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quién volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado”. Lucas 17:12-19. CSI 345.1

Aquí hay una lección para todos nosotros. Estos leprosos estaban tan corrompidos por la enfermedad, que habían sido apartados de la sociedad para que no contaminaran a otros. Las autoridades les habían fijado un límite. Jesús se encontraba cerca de ellos, y en su gran sufrimiento clamaron a él quien era el único que tenía poder para aliviarlos. Jesús les ordenó que se presentaran a los sacerdotes. Tenían fe y creían en el poder de Cristo para sanarlos. Cuando se alejaban, se dieron cuenta que ya no padecían más la enfermedad tan horrible. Pero uno solo sintió gratitud, uno solo sintió su profunda deuda con Cristo por la gran obra que había hecho en él. Este regresó alabando a Dios, y con gran humildad cayó a los pies de Cristo reconociendo con agradecimiento la obra realizada en su favor. Y este hombre era un extranjero; los otros nueve eran judíos. CSI 345.2

Por amor a este hombre, quien haría un uso correcto de la bendición de la salud, Jesús sanó a los diez. Los otros nueve se retiraron sin reconocer la obra que se había realizado y no agradecieron a Jesús por la sanidad que recibieron. CSI 345.3

Algo parecido sucederá con los médicos del Instituto de Salud. Pero si en su obra realizada para ayudar a la humanidad doliente, uno de cada veinte realiza un uso adecuado de los beneficios recibidos y aprecia los esfuerzos efectuados en su favor, los médicos debieran sentirse agradecidos y satisfechos. Si se salva una vida de cada diez, y si se salva un alma de cada cien para el reino de Dios, todos los que se relacionan con el Instituto habrán sido ampliamente pagados por sus esfuerzos. Sus ansiedades y preocupaciones no se habrán perdido completamente. Si el Rey de gloria, la Majestad del cielo, trabajó por la humanidad doliente y tan pocos apreciaron su ayuda divina, los médicos y auxiliares del Instituto no debieran quejarse si sus débiles esfuerzos no son apreciados por todos y parecen pasar inadvertidos por algunos... CSI 345.4

Tratar con hombres y mujeres cuyas mentes, tanto como sus cuerpos, se encuentran enfermos, es una obra hermosa. Los médicos del Instituto necesitan gran sabiduría para curar el cuerpo por medio de la mente. Pero pocos comprenden el poder que la mente tiene sobre el cuerpo. Una gran cantidad de las enfermedades que afligen a la humanidad tienen su origen en la mente, y pueden ser curadas únicamente si se restaura la mente a la salud. Existe un número mucho mayor de lo que imaginamos de personas que están mentalmente enfermas. La enfermedad del corazón hace que muchos se tornen dispépticos, porque el problema mental ejerce una influencia paralizadora sobre los órganos digestivos. CSI 346.1

Con el fin de alcanzar a esta clase de pacientes, el médico debe tener discernimiento, paciencia, bondad y amor. Un corazón enfermo y afligido, una mente desanimada, necesitan un tratamiento suave, y esta clase de mente puede ser sanada por medio de una tierna simpatía. Los médicos primero debieran ganar su confianza y luego mostrarles al Médico que todo lo puede sanar. Si se logra dirigir sus mentes hacia el Portador de las Cargas y si pueden tener fe en que él se interesará en ellos, entonces se efectuará la curación de sus cuerpos y mentes enfermos. CSI 346.2