Consejos Sobre la Salud

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Su luz debe brillar en el extranjero

Nuestros médicos principales no glorifican a Dios cuando confinan sus talentos y su influencia a una sola institución. Tienen el privilegio de demostrar al mundo que los reformadores de la salud ejercen una influencia decidida en favor de la justicia y la verdad. Debieran darse a conocer fuera de las instituciones donde trabajan. Es su deber compartir su luz con todas las personas a quienes puedan alcanzar. Si bien es cierto que el sanatorio puede ser su campo especial de trabajo, sin embargo hay otros lugares importantes que también necesitan su influencia. A los médicos se ha dado esta instrucción: Dejad que vuestra luz brille entre los hombres. Dejad que cada talento se utilice para proporcionar a los incrédulos sabio consejo e instrucción. Si nuestros médicos cristianos consideraran que no deben realizar una obra descuidada sino que deben aprender a manejar sabiamente los temas de la verdad bíblica, y trataran de presentar su importancia en cada ocasión posible, se destruiría mucho prejuicio y se alcanzaría a las almas... CSI 334.3

No debemos ser una iglesia desconocida, sino que debemos permitir que la luz brille para que el mundo la reciba. “Me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo” (Isaías 65:19), declaró Dios por medio de su siervo Isaías. Estas palabras encontrarán su cumplimiento cuando los que son capaces de ocupar posiciones de responsabilidad dejen brillar su luz. Nuestros médicos principales tienen una obra que realizar fuera del ambiente de nuestro propio pueblo. Una influencia no debe ser limitada. Los métodos de trabajo de Cristo deben llegar a ser sus métodos, y deben aprender a practicar las enseñanzas de su palabra. Todos los que están a la cabeza de una institución se encuentran bajo la obligación sagrada ante Dios de hacer brillar su luz de la verdad presente cada vez con más fuerza en todo lugar donde se ofrezca la oportunidad. CSI 335.1

Los obreros de nuestros sanatorios no debieran pensar que la prosperidad de la institución depende solamente de la influencia del médico jefe. En cada institución debiera haber hombres y mujeres que ejerzan una influencia justa y refinadora, y que sean capaces de llevar a cabo responsabilidades. Las responsabilidades principales debieran ser compartidas entre varios obreros, a fin de que el médico jefe no se vea esclavizado por su práctica. Debiera dársele oportunidad de ir donde se necesitan palabras de consejo y ánimo. Como representante del Médico Principal, que ahora se encuentra en las cortes celestiales, debe hablar a las nuevas congregaciones para ampliar su experiencia. Debe recibir constantemente nuevas ideas, compartir constantemente sus conocimientos y recibir constantemente de la Fuente de toda sabiduría. Necesitamos mantenernos siempre en una posición donde podamos recibir mayor luz, tener pensamientos nuevos y más profundos, y obtener un concepto más claro de la estrecha relación que debe existir entre Dios y su pueblo. Obtendremos estos conceptos y estas ideas asociándonos con las personas a quienes hemos sido llamados a hablar palabras de misericordia y de gracia perdonadora. CSI 335.2

En toda nuestra obra debiéramos mantener presente el valor del intercambio de talentos. Debiéramos realizar firmes esfuerzos para alcanzar a las almas y ganarlas para la verdad. Se requiere de nosotros que demos a conocer los principios de la reforma pro salud en las grandes reuniones de nuestro pueblo en nuestros campamentos de reavivamiento espiritual. Se necesita una variedad de dones en estas ocasiones, no sólo para la obra de hablar a los que no son de nuestra fe, sino para instruir a nuestro propio pueblo acerca de la forma de trabajar para obtener el éxito. Que nuestros médicos aprendan a participar en esta obra, mediante la cual proporcionan al mundo brillantes rayos de luz.* CSI 336.1