Consejos Sobre la Salud

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La obra del médico por las almas

Mientras ejerce su profesión todo médico puede, por la fe en Cristo, poseer una cura del más alto valor: un remedio para el alma enferma de pecado. El médico convertido y santificado por la verdad queda anotado en el cielo como colaborador de Dios, como discípulo de Jesucristo. Por la santificación de la verdad, Dios da a los médicos y enfermeras sabiduría y habilidad para tratar a los enfermos, y esta obra abre la puerta de muchos corazones. Los hombres y mujeres son inducidos a comprender la verdad que es necesaria para salvar el alma y el cuerpo. CSI 328.1

Este es un elemento que da carácter a la obra para este tiempo. La obra misionera médica es como el brazo derecho del mensaje del tercer ángel que debe ser proclamado a un mundo caído; y los médicos, gerentes y obreros de cualquier ramo, al desempeñar fielmente su parte, están haciendo la obra del mensaje. Así la proclamación de la verdad va a toda nación, lengua y pueblo. En esta obra los ángeles celestiales tienen una parte. Despiertan gozo espiritual y melodías en los corazones de aquellos que han sido librados del sufrimiento, y el agradecimiento a Dios brota de los labios de muchos que han recibido la verdad preciosa. CSI 328.2

Cada médico de nuestras filas debe ser cristiano. Solamente los médicos que son verdaderos cristianos según la Biblia, pueden desempeñar debidamente los altos deberes de su profesión. CSI 328.3

El médico que comprende su responsabilidad, sentirá la necesidad de la presencia de Cristo con él en su obra para aquellos en cuyo favor hizo tan grande sacrificio. Dejará subordinado todo lo demás a los intereses superiores que conciernen a la vida que puede salvarse para la eternidad. Hará cuanto esté en su poder para salvar tanto el cuerpo como el alma. Tratará de hacer la misma obra que Cristo haría si estuviese en su lugar. El médico que ame a Cristo y las almas por quienes Cristo murió, tratará fervientemente de llevar a la pieza de los enfermos una hoja del árbol de la vida. Tratará de proporcionar el pan de vida al doliente. A pesar de los obstáculos y dificultades que haya de arrostrar, ésta es la obra solemne y sagrada de la profesión médica.* CSI 328.4