Consejos Sobre la Salud

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Un ejemplo de temperancia

El médico debe ser una persona estrictamente temperante. Los males físicos de la humanidad son innumerables y a él le toca tratar con las enfermedades en toda la variedad de sus formas. Muchos de los sufrimientos que se esfuerza por aliviar son el resultado de intemperancia y de otras formas de indulgencia egoísta. Se lo llama a atender a personas jóvenes y a otras de edad madura, que han atraído las enfermedades sobre sí mismas debido al uso del tabaco narcótico. Si es un médico inteligente, será capaz de conectar la enfermedad con su causa; pero a menos que él mismo esté libre del uso del tabaco, se mostrará reticente a colocar el dedo sobre el problema para explicar fielmente a sus pacientes la causa de la enfermedad. No se preocupará por inculcar en los jóvenes la necesidad de vencer el hábito antes que se vuelva permanente. Si él mismo usa el tabaco, ¿cómo puede hablarles de sus efectos malignos a los jóvenes sin experiencia, y no sólo sobre ellos mismos, sino también sobre los que los rodean?...* CSI 318.2

Entre toda la gente del mundo, el médico y el ministro deberían ser las personas que cultiven los más estrictos hábitos de temperancia. El bienestar de la sociedad demanda de ellos una abstinencia total, puesto que su influencia habla constantemente en favor o en contra de la reforma moral o del mejoramiento de la sociedad. Pecan voluntariamente si ignoran las leyes de la salud o se muestran indiferentes hacia ellas, puesto que los demás los consideran personas más sabias que la demás gente. Esto es epecialmente cierto con respecto a los médicos, a quienes se les han confiado las vidas de los seres humanos. Se espera que ellos no participen de ningún hábito que pudiera debilitar sus fuerzas vitales... CSI 319.1

No debemos preguntarnos qué hace el mundo, sino: ¿qué están haciendo los profesionales con respecto a la maldición del uso del tabaco que prevalece por todas partes? ¿Serán fieles en seguir los dictados de la razón inteligente, los hombres a quienes Dios ha concedido entendimiento y que ocupan una posición de responsabilidad sagrada? ¿Llegarán a ser hombres y mujeres a quienes se puede seguir, estos individuos responsables que tienen bajo su cuidado a personas cuya influencia se ejercerá para el bien o para el mal? ¿Enseñarán ellos, por precepto y ejemplo, a obedecer las leyes que gobiernan el organismo físico? Si no le dan un uso práctico al conocimiento que tienen de las leyes que gobiernan su propio ser, si prefieren la gratificación pasajera antes que la sanidad de la mente y el cuerpo, no están preparados para que se les confíen las vidas ajenas. Tienen el deber moral de mantener la dignidad que Dios les ha dado, libre de la esclavitud de cualquier apetito o pasión. CSI 319.2

La persona que fuma o mastica tabaco comete un perjuicio, no solamente contra sí misma, sino también contra todas las personas con quienes llega a relacionarse. Si hay que obtener los servicios de un médico, se debe pasar por alto al adicto al tabaco. Nunca podría ser un consejero seguro. Si la enfermedad tiene su raíz en el uso del tabaco, el médico se sentirá tentado a decir una cosa por otra y aducir una causa falsa, porque ¿cómo podría condenarse a sí mismo en lo que práctica diariamente? CSI 320.1

Hay muchas maneras de practicar el arte de sanar; pero hay una sola que el cielo aprueba. Los remedios de Dios son los simples agentes de la naturaleza, que no recargarán ni debilitarán el organismo por la fuerza de sus propiedades. El aire puro y el agua, el aseo y la debida alimentación, la pureza en la vida y una firme confianza en Dios, son remedios por cuya falta millares están muriendo; sin embargo, estos remedios están pasando de moda porque su uso hábil requiere trabajo que la gente no aprecia. El aire puro, el ejercicio, el agua pura y un ambiente limpio y amable, están al alcance de todos con poco costo; mientras que las drogas son costosas, tanto en recursos como en el efecto que producen sobre el organismo. CSI 320.2