Consejos para los Maestros

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La individualidad de los niños

La educación de los niños, en el hogar y en la escuela, no debe ser como el adiestramiento de los animales; porque los niños tienen una voluntad inteligente, que debe ser dirigida a fin de que controle todas sus facultades. Los animales necesitan ser adiestrados, porque no tienen razón ni intelecto. Pero a la mente humana se le debe enseñar el dominio propio. Se la debe educar para que rija el ser humano. Los animales, en cambio, son controlados por un amo, y se los adiestra para que se sometan a él. El amo es mente, juicio y voluntad para su bestia. CM 73.2

Se puede enseñar a un niño de manera que, como la bestia, no tenga voluntad propia. Aun su individualidad se fusionará en aquella que vigila su educación; su voluntad, para todos los intentos y propósitos, queda sujeta a la del maestro. Los niños así educados serán siempre deficientes en energía moral y en responsabilidad individual. No se les ha enseñado a obrar por razón y principio; su voluntad ha sido controlada por otra, y la mente no ha sido llamada a manifestarse, a fin de expandirse y fortalecerse por el ejercicio. No han sido dirigidos y disciplinados con respecto a sus constituciones peculiares y capacidades mentales, para ejercitar sus facultades más fuertes cuando sea necesario. CM 73.3

Los maestros no deben detenerse allí, sino prestar atención especial al cultivo de las facultades más débiles, a fin de que todas las potencias sean ejercitadas, y llevadas hacia adelante de un grado de fuerza a otro, para que la mente alcance las debidas proporciones. CM 74.1