Consejos para los Maestros

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Capítulo 28—Valor de las materias comunes

En la educación, la obra de la ascensión debe comenzar con el peldaño inferior de la escalera. Las materias comunes deben enseñarse cabalmente y con oración. Muchos que piensan haber terminado su educación, son deficientes en la ortografía y la escritura, y no pueden leer ni hablar correctamente. No pocos de los que estudian los clásicos y otras materias superiores del saber, y que alcanzan ciertas normas, fracasan finalmente porque han descuidado de hacer una obra cabal en las materias comunes. No han obtenido nunca un buen conocimiento de su idioma. Necesitan retroceder y empezar a subir desde el primer peldaño de la escalera. CM 206.1

Es un error permitir a los alumnos de nuestras escuelas preparatorias que escojan sus propios estudios. Se ha cometido este error en lo pasado y, como resultado, alumnos que no habían dominado las materias comunes, procuraron subir más alto de lo que estaban preparados para ascender. Algunos que no podían hablar correctamente su idioma desearon emprender el estudio de idiomas extranjeros. CM 206.2

Los alumnos que, al llegar a la escuela, piden que se les permita seguir los estudios superiores, deben ser examinados primero en las materias elementales. Estaba conversando con un maestro en una de las escuelas de nuestra asociación, y él me dijo que algunos habían venido a su escuela con diplomas que certificaban que habían seguido algunos estudios superiores en otros establecimientos de enseñanza. CM 206.3

—¿Examinó Ud. a cada uno de esos estudiantes—le pregunté—para saber si habían recibido la debida instrucción en esas materias? CM 207.1

—En verdad—dijo el maestro—, en todos esos casos no pudimos acreditarles los estudios que certificaban los diplomas. Su preparación, aun en las materias comunes, había sido muy deficiente. CM 207.2

Y así sucede en muchos casos. CM 207.3

Los maestros, en vez de permitir a los alumnos seguir los estudios que elijan, deben tener cuidado de darles lo que más necesitan. Deben probar la exactitud y el conocimiento de los alumnos; entonces podrán decir si han llegado a las alturas que piensan haber alcanzado. CM 207.4

Uno de los ramos fundamentales del saber es el estudio del idioma. En todas nuestras escuelas debe tenerse cuidado especial de enseñar a los alumnos el uso correcto de su idioma al hablar, leer y escribir. No puede recalcarse demasiado la importancia del esmero en estos renglones. Una de las cualidades más esenciales del maestro es la capacidad de hablar y leer con claridad y fuerza. El que sabe usar su idioma con fluidez y corrección, puede ejercer una influencia mucho mayor que el que no puede expresar sus pensamientos con facilidad y claridad. CM 207.5

Debe enseñarse el cultivo de la voz en la clase de lectura; y en otras clases el maestro debe insistir en que los alumnos hablen distintamente y usen palabras que expresen con claridad y vigor sus pensamientos. Debe enseñárseles a emplear sus músculos abdominales al respirar y hablar. Esto hará que los tonos sean más plenos y claros. CM 207.6

Hágase comprender a los alumnos, que Dios nos ha dado a cada uno un mecanismo maravilloso: el cuerpo humano, y que debemos emplearlo para glorificarle. Las facultades del cuerpo obran constantemente en nuestro favor, y si queremos, podemos mantenerlas bajo nuestro dominio. CM 207.7

Podemos tener conocimiento, pero a menos que se adquiera el hábito de usar correctamente la voz, nuestra obra fracasará. Si no podemos vestir nuestras ideas con lenguaje apropiado, ¿de qué nos vale nuestra educación? El conocimiento será de poco valor para nosotros, a menos que cultivemos el talento del habla, que es una facultad maravillosa cuando se combina con la capacidad de pronunciar palabras sabias, útiles, de una manera que cautiven la atención. CM 207.8

Sepan todos precaverse contra la tendencia a resentirse por tener que ser enseñados en estas materias comunes. Debe inculcarse en los alumnos la idea de que ellos mismos serán educadores de otros, y por esta razón deben esforzarse fervientemente por progresar. CM 208.1

El aprender a expresar en forma convincente e impresionante lo que uno sabe, es de valor especial para los que desean trabajar en la causa de Dios. Cuanto más expresión pongan en las palabras de verdad, tanto más eficaces serán éstas en los que las oyen. Una presentación apropiada de la verdad del Señor es digna de nuestro más alto esfuerzo. Los estudiantes que se están preparando para trabajar en la causa de Dios, quedarán privados de la mitad de su influencia para bien a menos que aprendan a hablar en forma clara y directa. Cualquiera que sea su vocación, el alumno debe aprender a controlar la voz. La capacidad de hablar clara y distintamente, en tonos plenos y nítidos, es inestimable en cualquier ramo de la obra, y es indispensable para los que desean llegar a ser ministros, evangelistas, obreros bíblicos o colportores. Cuando la elocución, la lectura, la escritura y la ortografía ocupen su lugar legítimo en nuestras escuelas, se verá un gran progreso. Estas materias han sido descuidadas porque los maestros no han reconocido su valor. Pero son más importantes que el latín y el griego. No digo que sea malo estudiar el latín y el griego, pero sí, que es malo descuidar las materias que constituyen el fundamento de la educación para recargar la mente con el estudio de esas materias superiores. CM 208.2

Es asunto de gran importancia que los alumnos obtengan una educación que los haga idóneos para tener éxito en la vida comercial. Pero no debemos quedar satisfechos con la educación unilateral que se da en muchas escuelas. Deben dominarse cabalmente las materias comunes, y debe considerarse el conocimiento de la teneduría de libros tan importante como el conocimiento de la gramática. Todos los que esperan dedicarse a la obra del Señor deben aprender a llevar cuentas. En el mundo hay muchos que han fracasado en los negocios y, aunque son fieles en el corazón son considerados como faltos de honradez, debido a que no tuvieron éxito porque no sabían llevar cuentas. CM 209.1

Deletrear correctamente, escribir en forma clara y llevar cuentas, son conocimientos necesarios. La teneduría de libros ha sido abandonada en muchas escuelas, pero debe ser considerada como estudio de importancia primordial. Una preparación cabal en estos estudios habilitará a los alumnos para ocupar puestos de confianza. CM 209.2

Quiero decir a todo estudiante: Nunca os quedéis satisfechos con una norma inferior. Al asistir a la escuela, cuidad de tener en vista un objeto noble y santo. Id porque deseáis prepararos para servir en alguna parte de la viña del Señor. Haced cuanto podáis para alcanzar este objeto. Podéis hacer más por vosotros mismos de lo que lograría cualquier otro. Y si hacéis para vosotros mismos todo lo que podéis, ¡qué carga quitaréis al director y a los maestros! CM 209.3

Antes de intentar el estudio de los ramos superiores del conocimiento literario, aseguraos de que comprendéis cabalmente las reglas sencillas de la gramática, y que habéis aprendido a leer, escribir y deletrear correctamente. Ascended por los peldaños inferiores de la escalera antes de alcanzar los superiores. CM 209.4

No dediquéis tiempo a aprender lo que os será de poca utilidad en la vida ulterior. En vez de buscar el conocimiento de los clásicos, aprended primero a hablar correctamente vuestro idioma. Aprended a llevar cuentas. Adquirid un conocimiento de los ramos de estudio que os ayudarán a ser útiles dondequiera que estéis. CM 209.5

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Las instrucciones que el Señor nos ha enviado, para amonestar a alumnos y maestros contra dedicar años de estudio en la escuela, no se aplican a los niños y las niñas. Ellos necesitan pasar por el debido período de disciplina esmerada y estudio de las materias comunes y de la Biblia, hasta que hayan llegado a una edad de juicio más maduro y fidedigno. CM 210.1