El Gran Movimiento Adventista

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Capítulo 1 – Introductorio

Cuando hablamos de la segunda venida de Cristo, estamos tocando un tema que en realidad ha sido la esperanza del pueblo de Dios desde la expulsión de nuestros primeros padres del huerto de Edén. En las palabras a la serpiente, que la simiente de la mujer aplastaría su cabeza, había una seguridad de que vendría el restaurador, que derrotaría las usurpaciones de Satanás, y realizaría el propósito de Dios en la tierra. La suposición es que Adán y Eva pensaron que esta tarea se realizaría muy pronto, y que un descendiente inmediato de ellos sería el vencedor. No obstante en el plan de Dios, la promesa del Salvador de la ruina aparente incluye todo lo que se ha desarrollado al llevar a cabo “el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos”.1 GMA 9.1

Si se les hubiese dado a Adán y Eva una visión de la miseria y los males que llenarían el mundo durante las largas edades que intervienen entre su ruina y su restauración, su dolor había sido insoportable. El Dios del cielo, en su tierna misericordia y compasión, escondió esta visión de ellos, dejándolos acariciar la cara esperanza de ser restaurados pronto a la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Abrigar el pensamiento de que la redención estaba cerca, naturalmente los incitaría a un mayor fervor en su preparación para encontrarse con el evento. GMA 9.2

De la misma manera ha ocurrido con el pueblo de Dios en todas las generaciones desde los días de Adán. Estaban seguros de que un evento grande e importante ocurriría en algún momento futuro: que Cristo finalmente vendría y establecería su reino. Ellos también, al igual que Adán y Eva, creyeron que el evento estaba muy cerca, y como ellos, eran inconscientes de lo que pasaría entre su propio tiempo y el evento; de otro modo, podrían haberse desanimado al avanzar hacia la meta del premio. GMA 9.3

Este pensamiento puede ilustrarse por el uso de eventos ocurridos en camino a grandes descubrimientos. Los hombres que los originaron, aunque no se daban cuenta de ello, estaban realmente cumpliendo el propósito de Dios; no obstante, los animaban ideas que no demostraron estar en todos sus aspectos en armonía con sus propias teorías que los movieron a la acción. GMA 9.4