Sermones Escogidos Tomo 2

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La recompensa de obedecer

Los que honran a Dios y guardan sus mandamientos son el blanco de las acusaciones de Satanás. El enemigo obra con toda su energía con el fin de arrastrar a los seres humanos al pecado. Luego afirma que tomando en cuenta sus pecados pasados, se le debería permitir ejercer su infernal crueldad sobre ellos, porque son sus súbditos. Acerca de esa obra Zacarías ha escrito mencionando a Josué como representante del pueblo que guarda los mandamientos de Dios: «Luego me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, mientras el Satán estaba a su mano derecha para acusarlo”. SE2 269.3

Cristo es nuestro Sumo Sacerdote. Satanás está delante de él día y noche como acusador de los hermanos. Con magistral poder el enemigo presenta los rasgos de carácter negativos como un motivo suficiente para retirar la protección de Cristo, permitiendo que Satanás desanime y destruya a aquellos que él mismo ha llevado a pecar. Cristo, sin embargo, ha hecho expiación por cada pecador. Podemos por fe escuchar a nuestro Abogado mientras dice: «¡Jehová te reprenda, Satán! Jehová, que ha escogido a Jerusalén, te reprenda! ¿No es este un tizón arrebatado del incendio?». SE2 269.4