Manuscritos Inéditos Tomo 1 (Contiene los manuscritos 19-96)

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Manuscrito 48a —El uso del diezmo

Durante la noche me preocupo intensamente por personas que parecen no entender que, en la providencia de Dios, la obra médica misionera ha de ser la mano derecha del cuerpo.— Ms 58, 1901, p. 1 («A Union of Ministerial and Medical Missionary Work Essential” [Una unión de la obra ministerial y de la obra médica misionera es esencial], 7 de julio de 1901). MI1 181.1

El diezmo ha de usarse para un propósito: sostener a los pastores a los que el Señor ha elegido para hacer su obra. Ha de usarse para apoyar a los que presentan las palabras de vida a la gente y que soportan la carga del rebaño de Dios. [...] MI1 181.2

Los que tienen el encargo de nuestros edificios de iglesia han de estar dotados de los medios que son necesarios para mantener estos edificios en buen estado. Pero este dinero no ha de proceder del diezmo. [...] MI1 181.3

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Solicitada por el pastor W. H. Branson para su uso en el estudio de este problema en relación con una junta futura.

Nuestro pueblo ha de considerar que el uso del diezmo es algo sagrado. Debemos guardarnos estrictamente contra todo lo que sea contrario el mensaje ahora dado. [...] MI1 182.1

Se está volviendo muy común la impresión de que ya no existe la disposición sagrada del diezmo. Muchos han perdido su sensibilidad frente a los requisitos del Señor. [...] MI1 182.2

Cuando alguien entra en el cuerpo pastoral, ha de recibir del diezmo una paga suficiente para sustentar a su familia. No ha de tener la sensación de que es un mendigo. [...] MI1 182.3

Muchos pastores yacen en su tumba, llevados allí por la tristeza y la decepción, y por las privaciones que les sobrevinieron porque no recibían suficiente por sus labores. MI1 182.4

Recordemos que Dios es un Dios de justicia y equidad. Hoy habría muchos más pastores en el campo, pero no se les apoya en su labor. Muchos obreros han bajado a la tumba afligidos porque habían envejecido con la percepción de que eran considerados una carga. Pero si se los hubiera mantenido en la obra y se les hubiera dado un destino asequible, con su salario íntegro o parte del mismo, habrían hecho mucho bien. Durante su vida profesional activa, esos hombres habían hecho un doble trabajo. Sentían una preocupación tan honda por las almas que no tenían deseo alguno de ser relevados de su exceso de trabajo. Las pesadas cargas soportadas acortaron su vida. Nunca se ha de olvidar a las viudas de esos pastores; sino que, si fuera necesario, deberían recibir una paga tomada del diezmo.— Ms 82, 1904, pp. 1-3 («The Use of the Tithe” [El uso del diezmo], 1904). MI1 182.5

Nuestras Asociaciones deberían encargarse de que las escuelas estén dotadas de maestros que sean educadores cabales de la Biblia y que tengan una profunda experiencia cristiana. A las escuelas habría que llevar el mejor talento ministerial, y los salarios de estos maestros deberían pagarse tomándolos del diezmo. [...] MI1 182.6

Los ministros de Dios son sus pastores, nombrados por él para alimentar a su rebaño. El diezmo es su provisión para su mantenimiento, y él se propone que se conserve sagrado para este propósito. [...] MI1 182.7

Si los miembros de una iglesia ejercen economía y abnegación en el vestido y en todos sus gastos, tal como Dios requiere, no habrá escasez de fondos. El diezmo aumentará y se recolectarán ofrendas suficientes para todos los gastos de la iglesia.— Ms 139, 1898, pp. 24-26 («An Appeal for Missions» [Un llamamiento para las misiones], 21 de octubre de 1898). MI1 182.8

Y si hay un excedente de dinero en la tesorería, hay muchos lugares en los que puede ser usado estrictamente en las líneas señaladas. En muchos lugares la escasez de recursos es tan grande que no pueden emplearse obreros que hagan obra misionera. En no se necesita cada dólar del dinero que se pone en la tesorería. Dónese el dinero del Señor para apoyar a los pastores en países extranjeros en los que trabajan para alzar el estandarte en nuevos territorios. Ese es dinero del Señor, y él ha dispuesto que se use para sostener al cuerpo pastoral en la formación de un pueblo para prepararse para el encuentro con su Dios. [...] MI1 183.1

Si ustedes tienen más recursos de los que necesitan para pagar a sus pastores de forma justa, generosa y cristiana, hay otros lugares en los que pueden ayudar, donde la feligresía es poca y pobre y el diezmo es limitado. Envíenles el dinero del Señor. Me ha sido reiteradamente mostrado que así es como hay que hacerlo. [...] MI1 183.2

Cuando hay quienes, como en la iglesia de , se excusan de sostener las demandas de su propia iglesia, esa congregación tiene profunda necesidad de un ministerio distinto al que ha tenido. Será preciso que los hombres que gestionan las cosas sagradas disciernan con mayor claridad las cosas espirituales, y si empiezan a valerse del dinero del diezmo para usarlo en varios lugares muy deficitarios y donde se necesitan medios en Battle Creek y Oakland, el Señor, sin duda, retirará su bendición de esas iglesias. MI1 183.3

Ustedes no conoce por experiencia la pobreza de algunos países extranjeros, donde precisan de algo de la abundancia de ustedes. Cuando los hombres se ejerciten debidamente en la presentación ante la gente de su deber, como cristianos, de sufragar los gastos de su iglesia; cuando presenten ellos mismos más abundantemente sus dones y ofrendas para llevar adelante la obra, entonces Dios bendecirá al mensajero fiel, y bendecirá a los miembros de las iglesias, porque dice: «Yo conozco tus obras” (Apoc. 3:8). MI1 183.4

Entonces, ¿quién se levantará, percibiendo su deber en este sentido, y desempeñará su papel en el temor de Dios? Ha de presentarse ante la gente la abnegación y ha de extenderse un llamamiento a las ofrendas en los donativos. Dijo el mensajero del cielo: «No son la iglesia de Oakland, la iglesia de Battle Creek, la iglesia de Healdsburg, ni la iglesia de San Francisco, las que deberían sacar fondos de la tesorería de Dios para sufragar sus gastos imprevistos semanales en los que se incurre para acomodar a la gente cuando se reúne para adorar a Dios. Considérelo y humíllese cada alma ante Dios».— Carta 81, 1897, pp. 1-6 (al hermano Jones, 27 de mayo de 1897). MI1 183.5

Hay casos excepcionales en los que la pobreza es tan profunda que para conseguir el lugar de culto más humilde puede resultar necesario echar mano de los diezmos. Pero ese lugar no es Battle Creek ni Oakland. Que los que se reúnen para adorar a Dios consideren la abnegación y el altruismo de Jesucristo. Que los hermanos que profesan ser hijos de Dios estudien cómo pueden negarse a sí mismos, cómo pueden separarse de algunos de sus ídolos y economizar cuidadosamente en todos los frentes. En cada hogar debería haber una alcancía para el fondo de la iglesia, a fin de ser usada para las necesidades de la iglesia. [...] MI1 184.1

Que aquellos a los que se confían responsabilidades no permitan que la tesorería que Dios ha designado para sostener a los pastores en su ministerio sea saqueada para cubrir los gastos en los que se incurre para mantener funcionando la casa de Dios y hacerla más confortable. Se han tomado del diezmo miles y miles de dólares que se han usado para eso. Y no es lo correcto. Han de incorporarse los donativos y las ofrendas que son fruto de la abnegación. En todo lugar donde haya una iglesia debería instituirse un fondo aparte con el fin de costear los gastos, al que cada miembro de iglesia debería aportar según sus posibilidades.— Ms 24, 1897, pp. 1, 2 («Tithing” [Diezmar], 15 de marzo de 1897). MI1 184.2

En el capítulo 6 de Hechos se nos muestra que, cuando hubo que escoger hombres para que ocupasen cargos en la iglesia, el asunto fue presentado ante el Señor y se ofreció la más ferviente de las oraciones pidiendo orientación. Las viudas y los huérfanos habían de ser apoyados por aportaciones de la iglesia. Sus necesidades no habían de ser aliviadas por la iglesia, sino por donativos especiales. El diezmo había de ser consagrado al Señor, y siempre había de ser usado para el mantenimiento del cuerpo pastoral.— Carta 9, 1899, p. 2 (a los que ocupan puestos de responsabilidad en la Asociación General, 24 de enero de 1899). MI1 184.3

He recibido la indicación de que algo anda mal en la forma en que algunas de nuestras Asociaciones han gestionado los asuntos económicos. Se me mostró que se ha perdido de vista los intereses espirituales y que han sido descuidados, lo cual lleva la marca de la imperfección, precisamente en la obra más esencial y urgente. El celo manifestado por algunos en reunir y hacer acopio de tantos medios como sea posible para hacer alarde de su situación económica y que los hombres en puestos de responsabilidad pudieran aparecer como grandes caudillos supuso desviarse tristemente los verdaderos intereses de la obra. MI1 184.4

Hemos de llegar cada vez más a damos cuenta de quelos diezmos y ofrendas de nuestro pueblo que ingresan en la Asociación deberían ser usados para el mantenimiento de la obra, no solo en las ciudades esta-dounidenses, sino también en campos extranjeros. Que los medios tan celosamente recogidos sean distribuidos con altruismo. Los que se dan cuenta de las necesidades de los campos de misión no se verán tentados a usar el diezmo para aquello que no es necesario. Todos podemos ser tentados a ser egoístas en el uso de nuestros recursos, pero conseguiremos poder para resistir esas tentaciones cuando analicemos las necesidades de los campos a los que se dedica poca atención. Hermanos míos, den de forma generosa de sus medios y el Señor bendecirá sus ofrendas. El Señor espera estas ofrendas y los ángeles de Dios están impresionando el corazón de aquellos por cuyo bien se dan.— Ms 11, 1908, p. 7 («The Regions Beyond» [Las regiones que hay más allá], 15 de febrero de 1908). MI1 185.1

Sabemos que siempre existirá la tentación de desviar el dinero del diezmo a otros propósitos, pero el Señor se ha reservado su propia porción, para el uso sagrado del sustento de los ministros del evangelio. Pueden tomarse medidas tales como reducir la fuerza de trabajo que lleva el mensaje de la verdad, como se está haciendo y se ha hecho en Estados Unidos para amoldarse a las posibilidades del diezmo de la tesorería; pero este no es el plan del Señor, y si se aplica y se persiste en él, reducirá la bendición de Dios a las iglesias que actúen así. Puede que haya gran escasez de recursos y nos apartamos del plan del Señor. El Señor considera suyo el diezmo, para ser usado para un fin determinado, y resulta demasiado fácil, en lugar de practicar la debida abnegación — para contribuir a la formación de estudiantes, o en las cuestiones temporales, como proveer comodidades para la iglesia, lo cual es necesario—, echar mano de la porción consagrada del Señor, que solo debería usarse para sostener a los pastores en nuevos territorios, así como en otros países. [...] MI1 185.2

Ahora algo con relación a la formación de estudiantes en nuestros colegios. Es una buena idea; tendrá que hacerse; pero no quiera Dios que, en vez de practicar la abnegación y el sacrificio de nuestro yo individual para ello, sustraigamos de la porción del Señor, especialmente reservada para sustentar a los ministros en ejercicio activo sobre el terreno, y para [mantener] trabajando a aquellos que ya están ordenados para la obra. Podemos considerar fácilmente estos asuntos teniendo en cuenta cuánto requiere soportar nuestra propia familia de acuerdo con el número de miembros que la componen. Entonces, actúen según esta regla aquellos a quienes compete hacerlo: Considerar no nuestros propios intereses, sino los de los demás. Practiquemos la regla de oro y hagamos a los demás lo que nos gustaría que se nos hiciera si estuviéramos en circunstancias semejantes. MI1 185.3

Las fibrosas raíces del egoísmo arraigarán dondequiera se les dé opor-tunidad. Queremos cortar y exterminar todas esas fibras de la raíz del egoísmo. [...] MI1 186.1

Han de hacerse todo eso, como usted propone, para ayudar a los es-tudiantes a obtener una formación, pero, le pregunto: ¿No vamos a actuar con generosidad, creando un fondo y manteniéndolo para echar mano de él en esos casos? Cuando vea a un joven o a una señorita que sean alumnos prometedores, adelánteles, o présteseles la suma requerida; con la idea de que es un préstamo, no una donación. Eso sería lo mejor. Luego, cuando devuelvan el préstamo, esa cantidad podrá usarse para la educación de otros. Pero ese dinero no ha de proceder del diezmo, sino de un fondo especial creado para ese fin. Eso fomentaría la integridad, la generosidad y la lealtad entre nuestro pueblo. Es preciso que se dé una consideración meticulosa y una regulación inteligente al trabajo en la causa de Dios en todos sus ramos. Pero que no haya ningún plan escaso ni mezquino en el uso de la porción consagrada para el sustento del cuerpo pastoral; porque entonces la tesorería quedaría pronto vacía.— Carta 40, 1897, pp. 1-4 (al pastor A. G. Daniells, 16 de marzo de 1897). MI1 186.2

Patrimonio White, Washington, D. C., 22 de agosto de 1951

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El número 46 se usó en El ministerio de la bondad.
El número 50 no ha sido liberado.
El número 51 se usó en Mi vida hoy.
El número 52 se usó en El hogar cristiano.
El número 53 se usó en el material suplementario del tomo 1 del Comentario bíblico adventista.

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