Manuscritos Inéditos Tomo 1 (Contiene los manuscritos 19-96)
Manuscrito 41—Los libros que dan el mensaje
No dejar de lado los libros que dan el mensaje. Se me rompe el corazón al ver que hay quienes profesan esperar la venida de Cristo y que dedican su tiempo y sus talentos a hacer circular libros que no contienen nada relativo a la verdad especial para nuestros días: literatura narrativa, biografías, libros de teorías y especulaciones humanas. El mundo está lleno de tales libros; pueden adquirirse en cualquier sitio; pero ¿cómo pueden los seguidores de Cristo ocuparse en una obra tan común, cuando existe una clamorosa necesidad de la verdad de Dios por todas partes? No es nuestra misión difundir esas obras. Hay miles de personas para hacerlo, que de momento no conocen nada mejor. Tenemos una misión especial, y no debemos desviarnos de ella por cuestiones marginales, empleando hombres y recursos para llamar la atención de la gente sobre libros que no tienen relación con la verdad presente.— Ms 122, 1899, pp. 19, 20 («The Canvasser and His Work» [El colportor y su obra], 1899). MI1 161.1
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Solicitado por el Departamento de Publicaciones.
Un programa equilibrado. Creo que no es correcto dedicar tanta atención a la venta de los libros más pequeños descuidando los grandes. Es un error dejar en los estantes los libros grandes, que el Señor ha revelado que deben ponerse en las manos del público, impulsando preferentemente, en lugar de eso, la venta de libros pequeños.— Ms 123, 1902, p. 10 (de un informe de una reunión de la junta celebrada en Elmshaven el 19 de octubre de 1902). MI1 162.1
Libros que contienen la verdad presente. En este período de nuestra obra debemos cuidar cada paso que demos con referencia a la publicación de nuestros libros. Me ha sido claramente mostrado que debemos reclutar como colportores a hombres aptos. Gran parte del esfuerzo que se ha dedicado a la venta de libros de salud debe ahora aplicarse a la colocación de libros que contienen la verdad presente para este tiempo, para que las evidencias de nuestra fe y los temas que están delante de nosotros puedan ser conocidos por la gente. [...] MI1 162.2
Hemos de incorporar a la obra todo instrumento vivo que sienta que ha sido escogido por Dios para hacer, no una obra comercial común, sino una labor que dará al mundo luz y verdad, la verdad bíblica.— Carta 72, 1907, pp. 2, 3 (a E. R. Palmer, 25 de febrero de 1907). MI1 162.3
La luz del mundo. Nuestros libros grandes deberían tener una circulación más amplia. Las palabras «Vosotros sois la luz del mundo” (Mat. 5. 14) deben tener un cumplimiento mucho más claro en la vida de los adventistas del séptimo día que el que han tenido de momento. Todo frente de nuestra labor debería llevarse delante de forma que recomiende la verdad a quienes oigan. No debe verse ningún acto egoísta en la labor comercial ni en la labor espiritual. No debe introducirse en el patrón ninguna hebra de deshonestidad. MI1 162.4
Como nunca antes, ha llegado el momento en que los adventistas del séptimo día han de alzarse y alumbrar, «porque ha venido tu luz y la gloria del Señor ha nacido sobre ti» (Isa. 60: 1).— Carta 296, 1904, pp. 2, 3 (a los pastores Arthur G. Daniells y William W. Prescott, octubre de 1904). MI1 162.5
El hermano Walter Harper* lleva un tiempo hablándome de la necesidad de que se haga un mayor esfuerzo en la venta de mis libros, especialmente El conflicto de los siglos y Patriarcas y profetas. Lo animé para que hiciera cuanto pudiera por impulsar la venta de estos libros y le dije que, si las editoriales no en tenían existencia de mis libros, yo se los suministraría. Pero, al reflexionar sobre este asunto, me doy cuenta de que, en este momento, cuando tanto se dice contra la organización, debemos cuidar de no favorecer la desorganización. No debemos romper el orden. Me da miedo cualquier plan que pudiera quitar trabajo a nuestras editoriales, porque esto podría aminorar la confianza de nuestros hermanos en estos vitales instrumentos para la diseminación de la verdad presente. MI1 162.6
Creo que en la venta de sus libros, usted quiere hacer precisamente lo que es justo. Creo que el Señor lo guiará con su consejo. En cuanto a mis libros, pienso que no puedo tomarlos en mis propias manos, debilitando así la obra del las instituciones responsables de las publicaciones. No sería prudente por mi parte adoptar una iniciativa que diera la impresión de que no tengo confianza en nuestras principales editoriales. Es preciso que lo hagamos todo de forma justa. No debemos debilitar el corazón ni las manos de aquellos de los que tanto esperamos. MI1 163.1
Hace años, cuando vivía en Battle Creek, me tenía angustiada que El conflicto de los siglos estuviera inoperante en las estanterías. Estuvo retenido dos años para que Bible Readings [Lecturas bíblicas] pudiera recibir más atención. No importa lo que yo hubiera dicho, no habrían variado los planes de los que tenían el control de la obra del colportaje. Me trataron como si fuera una niña. Si en ese momento hubiese apelado a la gente, solicitando colportores para distribuir mis libros, y prometiendo suministrárselos, ello habría sido del agrado del Señor; pero ahora las cosas han cambiado. Ahora no hay un plan premeditado y firme de retener los libros que son de suprema importancia. Estamos trazando planes para sacar muchos libros, y no sería prudente que el pionero de nuestra obra tome ahora ninguna iniciativa que cree confusión. No debemos llevar ningún desánimo a nuestras editoriales en este período crucial de su desarrollo. MI1 163.2
Hemos aconsejado a la Pacific Press que renuncie al trabajo comercial. Así se ha hecho. La Review and Herald también está dedicando la mayor parte de sus energías a nuestra propia obra. La editorial de Nashville está realizando menos trabajo externo y se está esforzando mucho en reclutar buenos jefes de colportores y vender nuestros libros religiosos. Tomar mis libros en mis propias manos ahora supondría obstaculizar el trabajo de las editoriales, y no puedo hacerlo. Es preciso que aunemos esfuerzos y que no demos ningún paso que provoque desórdenes en la obra de publicaciones. MI1 163.3
Puede usted hacer lo que considere más oportuno; pero yo he llegado a la conclusión de que mis libros sigan siendo distribuidos exactamente de igual modo como hasta ahora. Alentaré a nuestros hermanos para que los esparzan como las hojas del otoño, pero dejaré que mis libros sean distribuidos por las editoriales y aguardaré para ventas mayores en el futuro.— Carta 70, 1907, pp. 1-3 (al pastor S. N. Haskell, 26 de febrero de 1907). MI1 164.1
Distribución independiente. Ayer me presentaron la conveniencia de suministrar mis libros directamente a los colportores en los territorios en los que se venden pocos. Así yo recibiría mayores ingresos. Presenté el asunto a mi hijo William tal como me lo habían presentado. Entonces él me comentó la consideración que le merecía la propuesta y, en conclusión, dijo: «Mamá, a no ser que usted tenga una instrucción especial del Señor, le aconsejo que no introduzca ningún cambio; ya usted tiene suficientes preocupaciones y agobios. En toda nueva iniciativa, es preciso que consideremos los intereses de la obra en su conjunto». MI1 164.2
Durante la noche recibí indicaciones del mejor rumbo que hay que seguir en esta crisis. Nuestra obra es ahora grande; deben sacarse muchos libros nuevos; y es preciso que gestionemos con prudencia todos los ramos de la obra. Debemos hacer cuanto esté en nuestra mano en apoyar a nuestras editoriales de Estados Unidos y del extranjero. En el supuesto caso de que yo, como autora, asumiera el trabajo de distribuir mis libros yo misma, se introduciría el desánimo en nuestro sistema de publicaciones. Hemos instado a nuestras editoriales que renuncien al trabajo comercial, y así lo han hecho. Introducir confusión en la obra de los libros para el colportaje les daría ocasión a volver a la obra comercial, y esto introduciría demoras y trabas a la obra de llenar el mundo con nuestras publicaciones.— Carta 72, 1907, pp. 1, 2 (a E. R. Palmer, 25 de febrero de 1907). MI1 164.3
He recibido su carta, en la que usted habla de un plan según el cual usted imprimiría y vendería un gran número de ejemplares de mi libro Primeros escritos, publicado con un nuevo estilo de encuademación. Anteriormente había dado mi consentimiento a sus sugerencias relativas a esta cuestión, pero recientemente he recibido una instrucción tan positiva relativa a la necesidad de unidad que no me atrevo a dar mi consentimiento a su propuesta. MI1 164.4
El Señor espera que toda iniciativa adoptada por usted o por mí sea de tal naturaleza que inspire confianza en que estamos siendo dirigidos por el Señor. Me dolería verlo a usted haciendo algo que tendiera a disminuir su influencia como consejero prudente. Como obreros misioneros, necesitamos la dirección del Espíritu Santo. Es preciso que busquemos seguir el ejemplo dado por nuestro Salvador en su ministerio de amor. Debemos manifestar la prudencia de la serpiente y la sencillez de la paloma. Que el Señor nos ayude para que podamos ser una bendición para su pueblo. MI1 165.1
No quisiera distribuir mis libros, ni verlo a usted distribuir sus libros, de una manera que pareciera arrojar descrédito en las editoriales. Es preciso que seamos cautos en todo esto. Llevar adelante los planes que usted sugiere daría la impresión a muchos de que nos aprovechábamos de las circunstancias para beneficiarnos a nosotros mismos. [...] Que toda la influencia de usted se proyecte para crear un espíritu de unidad con quienes desempeñan responsabilidades en la obra de publicaciones. Entonces lo que usted diga tendrán más influencia. MI1 165.2
Usted y yo estamos siendo observados de forma muy crítica. Si lle-váramos adelante planes que creasen disensión, ello podría dar como resultado la pérdida de almas. No olvide que muchos acechan para ver si se toman iniciativas que parecieran apoyar las iniciativas incorrectas que se han tomado en esta Asociación durante estos últimos años. Trabajemos con seriedad para convencer a la gente de que Cristo vino a nuestro mundo para poner a los seres humanos en terreno ventajoso, para que pudiéramos convertimos en «participantes de la naturaleza divina» (2 Ped. 1: 4). MI1 165.3
Agradaría al Señor que usted modifique sus planes relativos a la venta de libros a precios bajos, no sea que lleve a algunos a pensar que nuestras editoriales estaban cobrando precios desmesurados por sus productos. MI1 165.4
En su posición de confianza como presidente de la Asociación de California, debería prestar atención, no vaya a dar ocasión a que sus abnegados esfuerzos sean considerados como una crítica contra los responsables de la obra de publicaciones. Usted ha de acercarse tanto como sea posible a nuestros hermanos dirigentes. Sería un gran error seguir métodos en la publicación y la venta de sus libros que dañen la influencia de usted. Por tanto, digo que no sería prudente, hermano mío, que lleve adelante planes que a algunos les parecen contrarios al trato justo en la venta de nuestros libros. MI1 165.5
Por lo tanto, no puedo dar mi consentimiento a que ninguno de mis libros se distribuya en este momento de la forma que usted sugiere. Causaría una poco deseable impresión ante algunos de nuestros hermanos.— Carta 94, 1908, pp. 1-3 (al pastor Stephen N. Haskell, 29 de marzo de 1908). MI1 166.1
Al realizar consultas relativas a la publicación de Primeros escritos, he averiguado que nuestras agencias de Mountain View y de Washington acaban de sacar y tienen en inventario un gran tiraje de este libro y que están vendiendo una edición en rústica por treinta y cinco centavos. Por tanto, en este caso, les parecería injusto que nos empeñemos en sacar al mercado un libro de menor tamaño que vaya a venderse a menor precio. [...] MI1 166.2
Las presentaciones que se me han hecho me llevan a temer el plan de venta de nuestros libros a precio demasiado bajo. Muchos que podrían aprovecharse de esos precios bajos podrían con igual facilidad pagar el precio completo. Y algunos que adquieren los libros a un precio bajo se los venderían a otros, que tendrían que pagar los precios regulares. Esto está provocando una situación que no nos llevaría a nada bueno. Si usted encuentra personas dignas que no puedan pagar un libro, es su privilegio regalárselo. Pero usted debería mantener sus libros a un precio que garantice que las editoriales no entren en pérdidas. [...] MI1 166.3
El enemigo siempre busca sembrar cizaña entre el precioso trigo. Se requiere una labor seria para que nuestros esfuerzos tengan éxito. Aunque ciertos planes puedan parecer prudentes y aunque se tengan los mejores de los motivos al seguirlos, si esos planes dan como resultado desavenencias, al final vamos a ver que no dan los buenos resultados que se pretendía. MI1 166.4
En la actual situación, no me atrevo a proceder de forma distinta a como le vengo diciendo. Aunque durante un tiempo pudiera haber entusiasmo en la presentación de libros con un gran descuento, son pocos los que pueden hacer ese tipo de trabajo. Y no puedo consentir que usted haga esto en mi nombre. Ambos nos estamos haciendo viejos, y toda iniciativa debe llevar la impronta del carácter de Cristo. Ni por un momento debemos aventuramos a tomar iniciativas poco aconsejables. Contemplar a Jesús constituye la excelencia real del ca rácter. Si imitamos al Modelo siempre estaremos seguros, porque Cristo se revelará en nuestro ministerio personal. No cometamos ningún error, porque estamos sembrando para la eternidad. MI1 166.5
Tenemos que apoyar al ministerio de las publicaciones en el trazado y la ejecución de planes conducentes a una saludable unidad. Todos deberíamos buscar ser bautizados con el Espíritu Santo y hablar todos las mismas cosas. Que cada uno sirva con vista únicamente a la gloria de Dios.— Carta 106, 1908, pp. 1-4 (al pastor Stephen N. Haskell y su esposa, 2 de abril de 1908). MI1 167.1
Patrimonio White, Washington, D. C.
El número 42 es idéntico al 23 (pp. 37-47).
El número 43 es idéntico al 33 (pp. 123-125).
El número 44 es idéntico al 32 (pp. 117-122).