Manuscritos Inéditos Tomo 1 (Contiene los manuscritos 19-96)

10/47

Manuscrito 26—Declaraciones sobre el libro Las profecías de Daniel y Apocalipsis

Considero que el libro [Las profecías de Daniel y Apocalipsis] debería circular por todas partes. Tiene su lugar y realizará una obra grande y buena.— Carta 25a, 1889, p. 3 (al hermano Eldridge, 8 de septiembre de 1889). MI1 63.1

Hablando de los libros del pastor Smith en la década de 1890, uno de los dirigentes de nuestra obra de colportaje preguntó a Elena G. de White: MI1 63.2

«Usted cree que son inspirados, ¿verdad?».— Carta 15, 1895, p. 5 (al Sr. Frank Belden, 8 de junio de 1895). MI1 63.3

Poniendo en evidencia lo inapropiado de la pregunta, ella respondió: MI1 63.4

«Usted mismo puede responderse esa pregunta; yo no voy a hacerlo».— Ibíd. MI1 63.5

_______________

Solicitado para ser usado en artículos de Ministry.

Las profecías de Daniel y Apocalipsis*. La obra de colportaje es uno de los instrumentos señalados por el Señor para difundir el conocimiento de la verdad para nuestro tiempo. Los colportores tienen una trascendental obra que llevar a cabo. El Señor puede trabajar por medio de ellos, y lo hará, si se preparan con seriedad para hacer cuanto puedan. El esfuerzo realizado para distribuir Palabras de vida del gran Maestro está demostrando lo que puede conseguirse por medio del colportaje. A los que trabajan con este libro, les diría: Una vez que ustedes ya hayan conseguido satisfacer sus necesidades inmediatas, no pierdan su celo, creyendo que ya no hay necesidad de hacer un mayor esfuerzo. Vendan el libro por todas partes que puedan, y llamen la atención de la gente sobre nuestros libros más voluminosos. MI1 64.1

Las profecías de Daniel y Apocalipsis en especial debería ser presentado al público como el libro por antonomasia para nuestro tiempo. Este libro contiene el mensaje que todos precisan leer y entender. Traducido a muchos idiomas diferentes, será un poder para iluminar el mundo. Este libro se ha vendido muy bien en Australia y Nueva Zelanda. Leyéndolo, muchas almas han llegado a un conocimiento de la verdad. He recibido muchas cartas expresando aprecio por ese libro. MI1 64.2

Que nuestros colportores llamen la atención de todos sobre ese libro. El Señor me ha mostrado que ese libro hará una buena obra en la iluminación de los que se interesen por la verdad para nuestro tiempo. Los que acepten la verdad ahora, sin haber compartido las experiencias de los que entraron en la obra al comienzo de la historia de la proclamación del mensaje, deberían estudiar lo que enseña Las profecías de Daniel y Apocalipsis familiarizándose con la verdad que presenta. MI1 64.3

Los que se preparan para incorporarse al cuerpo pastoral, que deseen convertirse en buenos estudiosos de las profecías, encontrarán en Las profecías de Daniel y Apocalipsis una ayuda inestimable. Es preciso que conozcan este libro. Habla del pasado, el presente y el futuro, presentando la senda con tal claridad que no es preciso que nadie yerre en la misma. Quienes estudien ese libro diligentemente no tendrán deleite alguno en las trivialidades presentadas por los que tienen un ardiente deseo por sacar algo nuevo y extraño que presentar a la grey de Dios. El reproche de Dios recae sobre todos los maestros de ese tipo. Precisan que alguien les enseñe qué significan la piedad y la bondad. Las cuestiones esenciales y relevantes que Dios querría que se presentaran al pueblo se encuentran en el libro Las profecías de Daniel y Apocalipsis. Ahí está la verdad firme y eterna para este tiempo. Todos necesitan la luz y la información que contiene. MI1 64.4

Los que destruyen la tierra han tenido un tiempo de gracia prolongado. Durante seis mil años Dios ha tenido paciencia con la ignorancia y la maldad de los seres humanos. Los ha probado y examinado de todas las formas posibles, buscando recuperar la lealtad de ellos y que sean salvos. Pero rehúsan escuchar sus súplicas. Ha habido, y aún hay y seguirá habiendo, guerra y derramamiento de sangre. La guerra es popular. Matar y destruir es, a la vista del mundo, ser valiente, digno de honores. MI1 65.1

Está cercano el momento en que Jesús tomará el cetro y tomará posesión del reino que hay bajo todo el cielo. Juzgará entre las naciones y reprenderá a muchos pueblos. Las guerras cesarán en todos los confines de la tierra. MI1 65.2

¿No vemos acaso toda la corrupción que hay en nuestro mundo? ¿No es suficiente la terrible maldad, que aumenta continuamente, para llevamos a usar toda actividad cristiana en la presentación al mundo de los libros que contienen la beneficiosa instrucción? Dios, el gran Gobernante moral del universo, desea que su pueblo se ponga en pie y use su influencia para llevar a otros a comprender lo que va a venir sobre nuestro mundo. El Señor llama a obreros para que entren al ministerio del colportaje. Desea que circulen los libros sobre la reforma prosalud. Mucho depende del asunto de la reforma prosalud. A no ser que nuestras iglesias se sitúen en una plataforma más elevada en este asunto, no podrán apreciar la verdad presente. MI1 65.3

Dios desea que la luz que se encuentra en el libro Las profecías de Daniel y Apocalipsis sea presentada de forma clara. Es doloroso pensar en las muchas teorías carentes de valor, que son recopiladas y presentadas al público por maestros ignorantes, poco preparados. Los que presentan sus criterios humanos y las ideas insensatas que ellos han urdido en su cerebro, muestran el carácter de los tesoros de su cofre. Han atesorado material de pésima calidad. Su mayor deseo es causar sensación. MI1 65.4

La verdad para nuestro tiempo se ha publicado en muchos libros. Que esos que andan exponiendo ideas carentes de valor y sin ningún criterio dejen ya de una vez de hacerlo y que se pongan a estudiar Las profecías de Daniel y Apocalipsis. Entonces sí tendrán buenas ideas de las que hablar. Al recibir el conocimiento contenido en este libro, irán acumulando en el cofre de su cerebro un tesoro del que podrán ir sacando joyas continuamente cuando comuniquen a otros las grandes verdades esenciales de la Palabra de Dios. MI1 66.1

El interés sobre el libro de Daniel y sobre el Apocalipsis ha de seguir mientras dure el tiempo de gracia. Dios usó al autor de [Las profecías de Daniel y Apocalipsis] como canal a través del cual comunicar luz para dirigir las mentes a la verdad. ¿Vamos a despreciar esa luz, que nos señala hacia la venida de nuestro Señor Jesucristo, nuestro Rey? MI1 66.2

Hablando de ese gran acontecimiento, Pablo dice: «Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mancha ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo. Aparición que a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible y a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver. A él sea la honra y el imperio sempiterno» (1 Tim. 6: 13-16). MI1 66.3

Jóvenes, salgan a colportar con Las profecías de Daniel y Apocalipsis. Hagan cuanto puedan por vender ese libro. Acometan la tarea con tanta seriedad como si fuera un libro nuevo. Y recuerden que, cuando colporten con él, es necesario que se hayan familiarizado con las verdades que contiene. Cuando reflexionen sobre estas verdades, recibirán ideas que les permitirán no solo recibir luz, sino dejar que brille la luz sobre otros con nítidos y brillantes rayos. MI1 66.4

Ha llegado ya el momento de la revelación de la gracia de Dios. Ahora ha de proclamarse el evangelio de Jesucristo. Satanás procurará desviar la mente de los que deberían estar establecidos, fortalecidos y asentados en las verdades de los mensajes del primer ángel, del segundo y del tercero. Los alumnos de nuestras escuelas deberían estudiar cuidadosamente Las profecías de Daniel y Apocalipsis para que no permanezcan en tinieblas y el día de Cristo los sorprenda como ladrón en la noche. Hablo de este libro porque es un medio de formar a los que precisan conocer la verdad de la Palabra. Ese libro debería ser apreciadísimo. Abarca gran parte del terreno que hemos recorrido en nuestra experiencia. Si los jóvenes estudian este libro y aprenden por sí mismos qué es verdad, se salvarán de muchos peligros. MI1 66.5

Leemos en Pedro: «Hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán encubiertamente herejías destructoras y hasta negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán su libertinaje, y por causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado» (2 Ped. 2: 1, 2). MI1 67.1

Muchos de esos maestros que introducen herej ías y, así, socavan la fe de algunos son considerados hombres de Dios que caminan en la luz y buscan librar a la iglesia de prácticas erróneas. Pero son servidores del pecado. MI1 67.2

Necesitamos colportores inteligentes, que sean también evangelistas, colportores que hagan todo el bien que puedan al ir de casa en casa. Los colportores pueden realizar una gran obra para Dios. El Señor ha dado gran luz al mundo en los libros El conflicto de los siglos, Patriarcas y profetas y El Deseado de todas las gentes. Esos libros deberían difundirse con ahínco por todas partes. Los que lleven esos libros deberían formarse para la obra. Cuando los colportores reflexionan en las preciosas verdades contenidas en estos libros, buscando ofrecer la luz ante tanta gente como resulte posible, dejan que la luz brille en muchas mentes, y pueden decir: «Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios, porque dice: “En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido”. Ahora es el tiempo aceptable; ahora es el día de salvación. No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea desacreditado. Antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias, en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en conocimiento, en tolerancia, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero; en palabra de verdad, en poder de Dios y con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, pero llenos de vida; como castigados, pero no muertos; como entristecidos, pero siempre gozosos; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, pero poseyéndolo todo» (2 Cor. 6: 2-10). MI1 67.3

Muchos que trabajan como ministros del evangelio necesitan estudiar la Palabra. «Apocalipsis» significa «algo revelado», que todos han de conocer. Profundicen para llegar a la verdad. Oren al Señor para entender su Palabra. Quienes se dan cuenta de su propia necesidad de la ayuda especial de Dios, pedirán a Aquel que es la Fuente de toda sabiduría que supla sus necesidades. Pídanle que ilumine su entendimiento, para que puedan saber cómo ofrecer la luz a los demás. Concéntrense en ello. No queden nunca satisfechos con un conocimiento parcial de la verdad, basado en algunas poco fundamentadas suposiciones. «Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados. [...] Ciertamente consolará Jehová a Sion; consolará todas sus ruinas. Cambiará su desierto en un edén y su tierra estéril en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanzas y cánticos» (Isa. 51: 1, 3).— Ms 174, 1899, pp. 1-8 («Thoughts on Daniel and the Revelation» [Reflexiones sobre Daniel y el Apocalipsis], 3 de marzo de 1901). MI1 67.4

Patrimonio White, Washington, D. C., 21 de septiembre de 1944