Manuscritos Inéditos Tomo 3 (Contiene los manuscritos 162-209)
Manuscrito 188 - Asuntos varios solicitados para uso general
Estamos aquí en la casa del hermano [E. P.] Butler. ¡Este lugar ha cambiado mucho! Dios había obrado a nuestro favor poderosamente; alabado sea su santo nombre. En Washington el propio Señor tomó el gobierno de la reunión. Estaban presentes Stephen Smith y el hermano Butler. Había unos setenta y cinco presentes, todos de la fe. El hermano Stephen Smith estaba henchido de un espíritu indebido. J. Hart y él habían llenado la mente de muchos de prejuicio contra nosotros. Se habían hecho circular falsos informes, y el grupo se había estado hundiendo y había perdido el poder del mensaje del tercer ángel. Estaban débiles, pero no sabían la causa. La razón era que había anatema en el campamento, y con la ayuda de Dios estábamos intentando sacarlo del campamento. 3MI 213.1
El hermano Butler estaba taciturno. El tiempo [1851] había pasado y había dejado a los que creían en él muy deprimidos y taciturnos, y la influencia de los que creyeron en el tiempo ha sido muy distractora. El hermano Holt habló sobre los dones del Espíritu. S. Smith no confesó sus equivocaciones en absoluto; rara vez hemos visto una persona con tal confianza propia que se sintiera tan perfectamente incólume. Dios actuó por nosotros; hubo un gran quebranto ante Dios. 3MI 213.2
Se acordarán ustedes de que yo no estaba muy bien cuando nos despedimos. Seguí perdiendo fuerzas y el sábado todo el día estuve muy débil, incapaz de incorporarme; al anochecer tuve varios desmayos. Los hermanos oraron por mí y fui sanada y llevada en visión. Tuve una profunda inmersión en la gloria, y me fue revelada la situación en Washington, la cual les declaré de forma patente. La visión tuvo un poderoso efecto. Todos reconocieron su fe en las visiones, excepto el hermano Butler y S. Smith. Todos creyeron que era su deber actuar, y por decisión unánime de los hermanos, S. Smith fue expulsado de la iglesia hasta que abandonara para siempre sus opiniones erróneas. Entonces su esposa se derrumbó y dijo que sabía que su marido no tenía razón. 3MI 214.1
La obra de Dios prosiguió durante la reunión. El domingo de noche, después de que hubiéramos expulsado al hermano Smith (por la tarde), tuvimos un momento glorioso. Muchos confesaron que habían sido predispuestos en contra nuestra por personas como S. Smith y J. Hart, pero que alababan a Dios porque nos habían visto y estaban convencidos de que las visiones eran de Dios. Los hermanos generalmente se ponían de pie y expresaban sus opiniones y sus impresiones; fue un buen momento. El lunes antes del mediodía tuvimos otra reunión y fue el mejor encuentro de todos; en la reunión imperaron una unión y un amor dulces. Después cantamos el himno de despedida y con el corazón triste, aunque feliz, partimos: tristes porque debíamos separarnos de aquellos a los que amamos tanto y que con tanta dulzura se habían dejado aconsejar; pero felices porque nuestros corazones habían sido fortalecidos y consolados conjuntamente, porque había brillado sobre nosotros la clara luz de la verdad y porque habíamos de encontramos pronto para no volver a separamos, allí donde no reina la discordia ni la desunión [...]. 3MI 214.2
Al día siguiente fuimos a Claremont y nos subimos al tren rumbo a Royalton. El martes, la misma noche, comenzó el congreso. El hermano Butler estaba en aquel encuentro; también el hermano Josiah Hart, que tanto hincapié había hecho en el tiempo y, después de que este pasara, encontró un sustituto: «la era venidera», e iba llevando eso por ahí. Tal confusión y distracción han seguido al tiempo, ¡y luchando contra las visiones! Habían perdido el poder del mensaje del tercer ángel y algunos de ellos estaban en completa oscuridad. El hermano Hart estaba cerrado y bastante inflexible. Me levanté y le dije lo que Dios me había mostrado sobre él. El hermano Butler empezó a separarse y a venir a la clara luz. El jueves parecía que nos habíamos ocupado de todo lo que podíamos ocuparnos, que habíamos hecho todo lo que podíamos; no obstante, había mucho más que hacer para dejar las cosas bien. 3MI 214.3
Por la mañana parecía que todos teníamos un clamor angustioso para que Dios actuara como lo que es: un Dios que obra prodigios. Nuestras oraciones fueron contestadas. Descendió el poder de Dios; fue un buen momento; los ángeles se cernían sobre nosotros. Fui arrebatada en visión y vi la situación que había allí, y precisamente el estado en el que se encontraban el hermano Baker y los hermanos Hart y Butler. Me levanté y relaté la visión. Tuvo un efecto muy profundo [...]. 3MI 215.1
La reunión aquella noche [viernes en Johnson] fue muy interesante. Había unas setenta y tres personas presentes. El hermano Baker habló, y habló muy bien, sobre el tiempo y su desengaño; no obstante, no veía las cosas en su verdadera luz. Estaba muy desanimado y hundido. Después del hermano Baker, se puso de pie un hombre apellidado Walker, que había abrazado la verdad de forma muy tardía y que pensaba y actuaba como si lo supiera todo. Dijo que se imaginaba que los hermanos esperaban de él una confesión, dado que fue tan rotundo con el tiempo, pero dijo que no tenía nada que confesar y que no creía que el hermano Baker lo hubiera hecho. No estaba seguro, pero algo sí había tenido lugar, que Jesús sí salió del lugar santísimo en el momento en que dijeron que lo haría. Él se sentía feliz; estos eran los días más felices de su vida. Continuó en esta tónica, con un espíritu tan disparatado, que todos nos sentimos indignados con él. El Espíritu de Dios vino sobre James White, que se puso de pie y lo reprendió en el nombre del Señor. Su boca quedó cerrada en un momento; no pudo decir nada más, sino que se sentó y no dijo nada en toda la reunión. Fue reprendido por Dios. Esto fue una gran ayuda para la reunión y una gran ayuda para el hermano Baker.— Carta 8, 1851, pp. 1-4 (al hermano Howland y su esposa, 12 de noviembre de 1851). 3MI 215.2
El sábado y la búsqueda de placeres. Dios quiere que todos sus dones sean apreciados. Todos los fragmentos, las jotas y las tildes deben atesorarse cuidadosamente, y debemos tratar de conocer con cuidado las necesidades de los demás. Todo lo que tenemos como verdad bíblica no es solo para nuestro beneficio, sino para impartirlo a las demás almas, y esto ha de grabarse en nuestras mentes; y debe usarse toda palabra bondadosa para preparar el camino a fin de abrir un cauce por el cual la verdad fluya en ricas corrientes hacia otras almas. Todo milagro que Cristo obró era esencial, y tenía el propósito de revelar al mundo que había una gran obra que hacer en sábado para el alivio de la humanidad sufriente, pero que el trabajo común no debía hacerse. La búsqueda del placer, jugar a la pelota, nadar, no eran una necesidad, sino que constituían un descuido pecaminoso del día sagrado santificado por Jehová. Cristo no hizo milagros sencillamente para desplegar su poder, sino siempre para hacer frente a Satanás, que angustiaba a la humanidad que sufría. Cristo vino a nuestro mundo para resolver las necesidades de los que padecían, a quienes Satanás estaba torturando.— Carta 252, 1906, p. 3 (al hermano O. A. Olsen y su esposa, 25 de julio de 1906). 3MI 215.3
Ni «una sola frase herética» para su uso en la enseñanza, la corres- pondencia, etcétera.— Estoy ahora revisando mis diarios y algunas copias de cartas escritas durante varios años en lo pasado, empezando antes de que fuera a Europa [...]. Tengo el más precioso material para reproducir y colocar delante del pueblo en forma de testimonio. Aunque puedo hacer esta obra, la gente debe tener estas cosas para recuperar la historia pasada, a fin de que pueda ver que hay una ca-dena recta de verdad sin una sola frase herética en lo que he escrito. He sido instruida en el sentido de que esta ha de ser una carta viva dirigida a todos con respecto a mi fe.— Carta 329a, 1905, pp. 1, 2 (a su nieta Mabel White, 6 de noviembre de 1905). 3MI 216.1
Patrimonio White,
abril de 1966