Mensajera del Señor

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W. C. White no está presente

W. C. White, la persona más valiosa a quien podía consultarse, y que estaba disponible, podría haber contestado algunas de las preguntas más exactamente que cualquier otro. 14 Tal vez, con su experiencia y habilidades de comunicación, podría haber ayudado a enfocar más claramente los problemas que estaban dividiendo seriamente a los dirigentes de la iglesia y a los laicos en aquel tiempo y por años en el futuro. Ese enfoque habría conducido a un examen cuidadoso y franco de los hechos referentes a la obra de un profeta en los tiempos modernos. Cercenar ideas equivocadas habría sido doloroso para algunos, pero el proceso de curación hubiera sido más rápido y hubiese durado más tiempo que la dilatada brecha de confianza que siguió a la Conferencia/Concilio. MDS 439.2

Sin embargo, debe considerarse otro as pecto. Muchos dirigentes de iglesia, en la Asociación General y en el campo, tenían la sospecha, y la habían tenido por veinte años, que W. C. White era uno de los “liberales”. 15 ¿Por qué? Porque él había estado recalcando que los escritos de su madre siempre debían entenderse su contexto, que “el tiempo, el lugar y las circunstancias” determinan su significado y aplicación. W. C. White, con Daniells. Wilcox y más tarde Prescott, representaban a aquellos que eran partidarios de la inspiración del pensamiento, aunque en aquel entonces no se había usado ese término. MDS 439.3

A menudo en el centro mismo de la controversia con el Dr. J. H. Kellogg y A. T. Jones estaba la cuestión de cómo interpretar las declaraciones de Elena de White. Estos dos dirigentes talentosos, que expresaban claramente sus ideas, eventualmente usaron los escritos de la Sra. White sólo cuando parecían apoyar sus ideas. Parte del ataque de Jones a Daniells se basaba en los comentarios de la Sra. White en 1897 en cuanto a que los dirigentes de la Asociación General no eran dignos de confianza, y luego acusó de que las mismas declaraciones se aplicaban en 1906. 16 En otras ocasiones, cuando encontraban dificultades en los escritos de ella, la respuesta de ellos era que “alguien” le había dado información errónea a la Sra. White. Amenudo ese “alguien”, según ellos, era el hijo de ella, W. C. White. 17 MDS 439.4

Desde 1919 hasta su muerte en 1937, la contribución de W. C. White a los hechos que rodearon el ministerio profético de su madre fue enormemente útil. 18 MDS 439.5

(2) Por debajo de las diferencias de los delegados (y muchos de los ministros y laicos en las iglesias) sobre asuntos que figuraban en la agenda como la cuestión del Oriente, la controversia entre el arrianismo y los que sostenían la Trinidad, los dos pactos, el “diario” [o el “continuo”] (Dan. 8:11-13), el comienzo y el fin de los 1.260 años, y el rey del norte (Dan. 11), estaba la cuestión de cómo interpretar a Elena de White. Acusaciones de deslealtad a ella, de infidelidad a su autoridad al seleccionar entre sus escritos lo que creían que estaba inspirado, de dirigentes pe- ligrosos que conducían a la denominación por una temible cuesta abajo sin la dirección que ella le había dado durante setenta años : todas estas palabras ardientes dirigidas a oficiales de la Asociación General y a aquellos maestros de los colegios que los apoyaban, no sacaban a relucir lo mejor de la gente en ninguno de los dos lados. MDS 439.6

La Conferencia/Concilio estuvo cargada de tensión desde el momento en que se inició. Cada lado creía que lo que estaba en juego era la autoridad de Elena de White. Cada lado creía además que de este asunto dependía el futuro de la iglesia. 19 MDS 440.1

(3) Ambos lados, los partidarios de la inspiración verbal y los de la inspiración del pensamiento, poseían mucho de valor a lo cual aferrarse. Pero ninguno de los dos veía la verdad básica por la que el otro estaba contendiendo. Por eso no percibieron la naturaleza trascendente, curativa, de la elipse de la verdad. 20 Ningún lado vio claramente la razón más importante por la que el ministerio de la Sra. White había hecho un impacto tan enorme en sus vidas, aunque cada lado apelaba a su propia experiencia bajo la dirección de ella como algo innegable. Ninguno de los dos lados pudo ver claramente que el mensaje distintivo de ella, sus principios teológicos coherentes, unificadores, eran el fundamento de sus conceptos guiadores en materia de educación, salud, misión y las enseñanzas teológicas adventistas. MDS 440.2

Los principios fundamentales, entendidos como el tema del Gran Conflicto, 21 eran las razones por las que las normas que habían seguido estos dirigentes eran tan efectivas. Habían estado viviendo tan cerca de la iglesia rápidamente en desarrollo y del cambio igualmente rápido de las condiciones nacionales y mundiales, que la mayoría de ellos no había puesto suficiente distancia como para ver el cuadro en su perspectiva amplia. Ambos lados veían estos resultados innegablemente maravillosos (en educación, salud y crecimiento rápido de la iglesia) y querían proteger a su mensajera que era guiada divinamente del uso o mal uso de sus escritos. Cada lado vio al otro como el problema máximo cuando percibían lo que parecía ser una falta de aprecio por el don de profecía que estaba en su medio. MDS 440.3