Mensajera del Señor

Lo que sea mejor

El principio de qué es lo mejor bajo cualquier circunstancia, no meramente qué es lo bueno, debiera ser el punto de referencia del cristiano. Demasiado a menudo, lo bueno es enemigo de lo mejor. MDS 96.8

Los consejos de Elena de White también han sido beneficiosos para millones en otras áreas de la vida sana. ¿Por qué? A causa de su principio del sentido común; por ejemplo, en el área de las combinaciones de alimentos 23 o al recomendar las mismas prácticas de salud para todos. 24 Más allá de lo que creía la mayoría de las personas de su tiempo, ella vio la estrecha relación entre la vitalidad, la buena salud en términos generales, y el ejercicio. ¡No sólo el ejercicio sino el tener la correcta actitud cuando uno hace ejercicio! Todo era un asunto de sentido común. 25 MDS 96.9

Al realizar trabajo público, especialmente en nuestras instituciones de salud, Elena de White amonestó: “Obrad de tal modo que los pacientes vean que los adventistas son un pueblo con sentido común”. 26 MDS 96.10

Además de eso, los obreros ministeriales y médicos no deben crear la impresión, como algunos grupos cristianos lo estaban haciendo, de que los enfermos podrían ser sanados sólo mediante la oración. Nuevamente Elena de White apeló al sentido común. 27 MDS 96.11

Parecía que en cada área ella tenía consejos basados en el sentido común. Algunos pastores estaban cayendo víctimas de la moda de elocución que prevalecía entonces, a saber, de predicar en un tono de voz afectado, lejos de un estilo conversacional que reflejaría mejor el ejercicio de un razonamiento sereno. Ella exhortó a los ministros a estudiar la “manera más sabia” de usar sus órganos vocales “mediante el ejercicio de un poco de sentido común”. 28 MDS 97.1

Elena de White estaba preocupada por la manera como la juventud era educada para el mundo real. Nadie parecía ser más optimista que ella respecto a las posibilidades que se les abren a los jóvenes diligentes y aplicados. Al mismo tiempo, estaba afligida por aquellos que “son seres sencillamente inútiles, pues sirven solamente para respirar, comer, lucir vestidos y hablar sandeces... Pero... [pocos] jóvenes manifiestan juicio sano y buen sentido común. Llevan una vida de mariposas, sin propósito especial”. 29 MDS 97.2

Ella escribió con frecuencia indicando que el aprendizaje manual como una preparación práctica para la vida debe ser parte de la educación cristiana. Tal aprendizaje haría que una persona que se estuviese preparando para una profesión científica y académica fuese aun más idónea para sus deberes: “La educación que deriva mayormente de los libros, induce a pensar superficialmente. El trabajo práctico estimula la observación detallada y la independencia de pensamiento. Debidamente hecho, tiende a desarrollar esa sabiduría práctica que llamamos sentido común”. 30 MDS 97.3

Después de ver los servicios de adoración en algunas iglesias, la Sra. White hizo la siguiente observación: “En ciertas ocasiones es más difícil disciplinar a los que cantan y conseguir que lo hagan en forma adecuada, que mejorar los hábitos de oración y exhortación. Muchos quieren hacer las cosas de acuerdo con su propio método; se oponen a las consultas y se impacientan cuando otros los dirigen. Se requieren planes bien maduros en el servicio de Dios. El sentido común es algo excelente en el culto que se rinde al Señor”. 31 MDS 97.4

Este principio del sentido común debiera aplicarse a todas las áreas de la vida cristiana, como ser en el tipo de ropa que uno usa. 32 MDS 97.5

De vez en cuando había gente que ejercía presión para convertir la cuestión de la vestimenta en una controversia en la iglesia. Aquí nuevamente Elena de White usó sentido común y dio consejos prácticos: “La cuestión del vestido no debe ser nuestra verdad presente... Siga las costumbres [prevalecientes] en la vestimenta en tanto estén de acuerdo con los principios de la salud. Vístanse nuestras hermanas con sencillez, así como muchas lo hacen, teniendo vestidos de buen material, durables, modestos, adecuados a su edad, y que el problema del vestido no ocupe la mente”. 33 MDS 97.6

Estando en Oslo, Noruega, en 1885, Elena de White aconsejó a unos 120 adventistas nuevos, algunos de los cuales necesitaban orientación en cuanto a niños que asistían a escuelas públicas en sábado, y realizaban transacciones comerciales en sábado. Algunos, sin embargo, “concedían una importancia exagerada a la cuestión del vestido, criticaban los trajes que otros llevaban, y condenaban prontamente a todos los que no se conformaban con exactitud a sus ideas. Unos pocos condenaban los retratos y sostenían que estaban prohibidos por el segundo mandamiento, y que debería destruirse todo lo que fuera de esa clase”. 34 MDS 97.7

¿Qué problema vio ella? Temía que los “incrédulos” recogiesen la impresión de que los adventistas “constituían un conjunto de extremistas y fanáticos, y que su fe peculiar los tomaba poco amables, descorteses y de un carácter no cristiano”. Dijo además que “un fanático causará mucho daño con su espíritu fuerte y sus ideas radicales cuando se dedique a oprimir la conciencia de los que desean obrar correctamente”. 35 Con el transcurso del tiempo tuvo la satisfacción de ver que prevaleció el sentido común. MDS 97.8

En sus sermones y en muchas cartas a jóvenes a quienes conocía bien, la Sra. White recalcó la necesidad de sentido común en la elección de un compañero o compañera para la vida. 36 MDS 97.9

Sus consejos abarcantes incluían orienta ción directa y cándida a miembros de iglesia que estaban casados. Ella señaló que las tensiones del hogar eran causadas a menudo por irresponsabilidad conyugal y por falta de sentido común. 37 MDS 97.10