Elena De White: Mujer De Visión

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ELENA DESARROLLA SU EXPERIENCIA CRISTIANA

En el verano de 1842 Elena y sus padres asistieron a las reuniones campestres metodistas en Buxton, Maine. Un sermón en particular la condujo a una comprensión del tema de la justificación por la fe. Más tarde escribió: MV 17.1

En sus consideraciones, el predicador se refirió a los que, pese a su gran deseo de ser salvos de sus pecados y recibir el indulgente amor de Cristo, con todo vacilaban entre la esperanza y el temor, y se mantenían en la esclavitud de la duda por timidez y recelo del fracaso. Aconsejó a los tales que se entregasen a Dios y confiasen sin tardanza en su misericordia (Id., p. 24). MV 17.2

Poco después de su regreso a Portland desde el campestre, Elena fue recibida en la Iglesia Metodista para el período de prueba, a lo que seguiría el bautismo. En esos días el bautismo como un medio de aceptación en la Iglesia Metodista se administraba tanto por aspersión como por inmersión. Elena eligió la inmersión. El domingo de tarde del 26 de junio de 1842, ella y otras once personas fueron bautizadas en las aguas más bien agitadas del Casco Bay de Portland. MV 17.3

Alrededor de ese tiempo, en 1842, Guillermo Miller estaba de regreso en Portland para otra serie de reuniones sobre el segundo advenimiento de Cristo. Elena asistió fielmente y observó de cerca su aspecto y su modo de predicar. Convencida de que la doctrina que él predicaba era la verdad, Elena aceptó plenamente su mensaje, como también su hermano mayor, Robert. Ambos decidieron que era su deber y privilegio prepararse para la venida del Salvador. MV 17.4

A pesar de su fe, el gozo y la confianza de Elena se veían a menudo ensombrecidos por períodos de perplejidad y profunda preocupación. Cuando ella le confió su ansiedad a su madre, ella le aconsejó que le pidiese consejo a Levi E Stockman, quien entonces estaba predicando la doctrina del advenimiento en Portland. MV 17.5

Elena le dijo al pastor Stockman acerca de un sueño que había tenido en el cual fue conducida por unos peldaños, escaleras arriba, para ver a Jesús. Jesús la recibió con una sonrisa y le dijo: “No temas”. MV 17.6

El pastor Stockman colocó su mano sobre la cabeza de Elena y le dijo, con lágrimas en sus ojos: “Elena, tú no eres sino una niña. Tu experiencia es muy singular en una persona de tan poca edad. Jesús debe estar preparándote para alguna obra especial” (Id., p. 40). MV 17.7

Éste fue el punto decisivo en la experiencia de Elena. Esa noche asistió a una reunión de oración y ofreció su primera oración en público. MV 17.8

“Alabé a Dios desde lo más profundo de mi corazón —dijo ella—. Todo me parecía apartado de mí, menos Jesús y su gloria, y perdí la conciencia de cuanto ocurría en mi derredor” (Id., p. 42). MV 17.9

Desde esa época en adelante, todo el propósito de Elena en su vida era hacer la voluntad de Dios y tener siempre en cuenta a Jesús. Compartía su gozo recién hallado con sus jóvenes amigos, concertando reuniones con ellos y contándoles en forma sencilla la historia de su experiencia. MV 18.1