Elena De White: Mujer De Visión

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LA IGLESIA DE BATTLE CREEK MARCA EL PASO PARA REALIZAR UNA ORGANIZACIÓN

Aunque en agosto y septiembre varios grupos de creyentes entraron en alguna forma de organización, se delegó a la Iglesia de Battle Creek la tarea de dar liderazgo nuevamente mediante pasos bien definidos en esta dirección. La reunión anual de la Asociación Publicadora Adventista del Séptimo Día fue convocada para el viernes 4 de octubre. Esto reuniría a un grupo grande de ministros y laicos de Michigan. J. N. Loughborough, E. S. Walker y George Amadon vieron esto como una oportunidad para promover los intereses del orden de la iglesia, llevándolo a un tercer paso, el de organizar las iglesias locales. En relación con la reunión del grupo electoral o constituyente, sugirieron reuniones durante el fin de semana en las que pudiese darse atención a “una organización más perfecta de la iglesia” (Id.,24 de septiembre, 1861). MV 83.7

De modo que después del sábado 5 de octubre, se celebró una reunión con José Bates como presidente y Uriah Smith como secretario. MV 84.1

El primer asunto que se presentó fue la organización de las iglesias. MV 84.2

Loughborough propuso “que consideremos la manera apropiada de organizar las iglesias”. MV 84.3

Jaime White apoyó, y la moción fue aprobada. MV 84.4

White presentó entonces la siguiente resolución: MV 84.5

Resuelto, Que este congreso recomiende el siguiente pacto de la iglesia: Nosotros, los suscritos, por este acto nos asociamos juntamente como una iglesia, tomando el nombre de Adventistas del Séptimo Día, comprometiéndonos a observar los mandamientos de Dios y la fe de Jesús (Id., 8 de octubre, 1861). MV 84.6

La propuesta fue apoyada por Moses Hull y luego se adoptó. Pero el voto no fue pleno, y White declaró que esperaba que un asunto de tal importancia no se aprobase sin alguna discusión. En base a esta sugerencia, Loughborough, mediante una moción, abrió el camino para que se reconsiderase el asunto. Esto condujo a la pregunta de si la propuesta de White no era un credo, y ellos no tolerarían un credo. Hull sentía que no era un credo o artículos de fe, sino meramente una promesa de hacer algo: “Guardar los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”. Jaime White condujo entonces a una discusión sobre las implicaciones de esto a la luz de los temores abrigados por algunos. MV 84.7

Jaime dijo, en parte: “Me gustaría oír observaciones sobre este punto. Ciertamente esto será hacer como los que están a nuestro alrededor; y ciertos individuos dirán que estamos siguiendo a Babilonia; y esto puede ser una objeción en sus mentes” (Ibíd.). MV 84.8

Loughborough sugirió que si esto fuera cierto, ellos estarían imitando a las otras iglesias al construir capillas. “Llamamos a las iglesias Babilonia no porque prometan juntas obedecer a Dios”, sino por otras razones. MV 84.9

Comell no podía ver que el adoptar dicho acuerdo fuese “imitar a las iglesias”. MV 84.10

Entonces Jaime hizo una declaración abarcante y significativa sobre el asunto. MV 84.11

Deseo ahora decir una palabra a favor de la resolución. Prefiero que los hermanos sean uniformes en este asunto. Esto tendería a la unidad en la iglesia. Establezcamos aquí un ejemplo correcto y que dicho ejemplo salga de esta reunión... En Efesios 4:11 -13 leemos: “El mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas”, etc. Aquí se nos presentan los dones de la iglesia. Ahora yo sostengo que los credos están en directa oposición a los dones. Supongamos un caso: Levantamos un credo declarando simplemente qué creeremos sobre este punto y el otro, y qué haremos con referencia a este asunto y aquel otro, y decimos que también creeremos en los dones. MV 85.1

Pero supongamos que el Señor, a través de los dones, nos diese alguna nueva luz que no armoniza con nuestro credo; entonces, si permanecemos leales a los dones, de una vez derribamos nuestro credo por completo. Hacer un credo es fijar las estacas y obstruir el camino para todo avance futuro. Dios dio los dones a la iglesia con un objetivo bueno y grande; pero los hombres que han levantado sus iglesias han cerrado el camino o han trazado un curso para el Todopoderoso. Virtualmente dicen que el Señor no debe hacer nada adicional de lo que ha sido delineado en el credo. MV 85.2

Por lo tanto un credo y los dones se encuentran en directa oposición entre sí. Ahora bien, ¿cuál es nuestra posición como pueblo? La Biblia es nuestro credo. Rechazamos cualquier cosa en la forma de un credo humano. Tomamos la Biblia y los dones del Espíritu, abrazando la fe que de ese modo el Señor nos enseñará de tiempo en tiempo. Y con esto adoptamos una posición en contra de la formación de un credo. En lo que estamos haciendo, no estamos dando un paso en el sentido de llegar a ser Babilonia (Ibíd.; la cursiva se ha agregado). MV 85.3

Hubo luego alguna discusión sobre declaraciones por escrito y pactos. Luego se tomó el acuerdo de largo alcance, a saber, el de adoptar el texto propuesto. Antes de terminar la reunión adoptaron unánimemente el acuerdo o promesa por el cual los miembros se unirían a la iglesia: MV 85.4

Nosotros, los suscritos, por este acto nos asociamos juntamente como una iglesia, tomando el nombre de Adventistas del Séptimo Día, comprometiéndonos a observar los mandamientos de Dios y la fe de Jesús (Ibíd.) MV 85.5

Se había tomado otro paso importante en la organización de la iglesia. MV 85.6

La cuestión del procedimiento para la organización de las iglesias fue referida a los ministros presentes a quienes se los responsabilizó de realizar una “clase bíblica” sobre el tema y escribir un mensaje a los hermanos, a ser publicado en la Review. MV 85.7